últimas corrientes teóricas en los estudios de traducción - Gredos ...

E. SAMANIEGO, P. FUERTES, M. VELASCO Y A. ARRIBAS: ANÁLISIS APLICADO A LA TRADUCCIÓN
Por consiguiente, el objetivo fundamental de nuestro modelo es el establecimiento
de unos parámetros objetivos sobre los que llevar a cabo varios tipos de análisis de
binomios textuales en traducción. Dado que nuestro modelo es flexible, es el usuario quien
determina el tipo de estudio que desea hacer y cuáles van a ser los puntos centrales de
dicho análisis. De este modo, el modelo es una propuesta teórica global que ha de
especificarse una vez se haya elegido la orientación del análisis; de ahí que el modelo esté
conformado por dos dimensiones actualizadas en sendas fichas de análisis: la hipotética,
que es una hipótesis teórica, y la puntual, que es la que se aplica.
2. EL MODELO
2.1. FUNDAMENTOS DE BASE
En nuestra aproximación consideramos, junto con Halliday (1986) [1978], que la
unidad de análisis es el texto 1 , independientemente de su extensión 2 , y tomamos la
definición de texto de Roberts (1996: 37-38): “any passage, spoken or written, of any length
that forms a unified whole and communicates a message.” De forma adicional, nuestro
modelo incluye no sólo el componente funcional, sino también las dimensiones pragmática,
comunicativa y semiótica del texto 3 . A pesar de la discusión y dudas que presenta Rabadán
Álvarez sobre la aproximación textual al análisis (1991a: 190), nos pareció ésta la más
coherente.
Un texto, por tanto, para ser calificado de tal y cumplir la textura 4 no necesita
ajustarse por completo a las siete condiciones tradicionales de textualidad; como afirma
Nord (1991a: 35), un segmento se considera texto en cuanto cumple una función
comunicativa (cf. Neubert y Shreve, 1992: 5), incluso si muestra deficiencias 5 . Lo que ha de
plantearse por tanto no es el cumplimiento estricto de todas las condiciones, sino si se
considera que dicho elemento constituye un todo funcional en su contexto comunicativo,
lo que nos hace incluir los conceptos de “clausura” y “autonomía” (“completez” para
Alcaraz Varó 1990: 120 y ss.) como elementos definitorios del texto (cf. Lozano et al. 1982:
19).
1 No exponemos aquí, por ser tangenciales a nuestra aproximación, otras aproximaciones al concepto de “unidad
de traducción”, como las de Nida (meaningful mouthfuls, 1964a), Sorvali (inforeme, 1986); Even-Zohar (texteme, cf. Rabadán
Álvarez 1991a), De Beaugrande (processing units, 1980, cf. Rabadán Álvarez 1991a), etc.
2
En lo relativo a la longitud, aunque Rabadán Álvarez (1991a: 190) defiende el texto como unidad, afirma que “la
dificultad de trabajar con unidades de tamaño excesivo aconseja postular la existencia de unidades menores que faciliten el
trabajo al traductor”.
3
No entraremos aquí en especificaciones de rasgos diferenciadores entre “texto”, “discurso”, “enunciado”,
“habla” (cf. Myrkin 1987: 24; Tannen 1998: 1) y otras propuestas anejas; a pesar de que el término “discurso” se suele
identificar con el carácter oral (cf. Van Dijk 1985a), al haber restringido nuestro análisis a textos escritos (cf. apartado
2.3.2.), usamos de modo laxo ambos términos para designar un solo concepto.
4
Cf. texture (Hatim y Mason 1997: 224-225). Hartmann 1980: 18) usa en el mismo sentido los términos text-ness y
textuality.
5
De hecho, muchos textos muestran carencias puntuales o repetidas en alguna de las siete condiciones (cf.
Roberts 1996).
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