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ESTHER MORILLAS: NORMA LINGÜÍSTICA Y TRADUCCIÓN–EL ITALIANO MEDIO O NEOESTÁNDAR
NORMA LINGÜÍSTICA Y TRADUCCIÓN: EL ITALIANO MEDIO O
NEOESTÁNDAR
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ESTHER MORILLAS
Universidad de Málaga
Cortelazzo (2000: 12) explica, siguiendo a Todisco (1984), que en Italia las
discusiones sobre la lengua se concentran hoy día fundamentalmente en dos puntos: el
declive del italiano escrito frente al fortalecimiento del italiano hablado, con el problema de
cuáles son las formas aceptables en el italiano formal, que es lo que nos interesa aquí, y la
insidia frente a los extranjerismos, no tanto por lo que respecta al léxico 1 sino por lo que
concierne al orden morfológico y gramatical, aspectos estos menos estudiados. Cortelazzo
(ibid.: 19) habla de una “dialéctica casi nunca pacífica”, “entre conservación e innovación,
entre uso consolidado pero no siempre actual y uso moderno pero no siempre
tranquilizador”.
Y es que un nuevo italiano (el “neoitaliano”, forma, a decir de Cortelazzo, tan
cómoda como impropia) va imponiéndose en Italia desde los años 70, impulsado por los
medios de comunicación y por los cambios en la esfera social, un nuevo italiano que
simplifica las variedades diastráticas y toma fórmulas del lenguaje hablado para traspasarlas
al escrito, algo impensable hace sólo algunas décadas, cuando las diferencias entre la lengua
oral y la escrita eran más que notables. Como subraya Sobrero (1994: 38-42), las relaciones
entre los hablantes son más distendidas, más ágiles en las generaciones de hoy que en las
anteriores, el tenor se relaja, y no hay tanta diferencia entre el polo formal y el informal: se
tutea con mayor facilidad y cambia el sistema de saludo 2 .
Esta evolución del italiano deja aún más en evidencia la distancia que separa el
italiano “ideal” del italiano “real”. Como señala Voghera (1992: 43-44) la lengua descrita
por la mayor parte de los instrumentos normativos (gramáticas, diccionarios), la lengua
estándar, no coincide con la utilizada por gran parte de los italianos.
Dos son los estudios pioneros sobre la reciente evolución del italiano. Sabatini
(1985) contrapuso al italiano estándar (normativo) – y a las variedades regionales – el
“italiano de uso medio hablado y escrito” o, más brevemente, “italiano medio” frente a
otras denominaciones para él más reductivas como “italiano coloquial” o “coloquialinformal”,
y analiza 35 rasgos entre fonéticos y morfosintácticos que caracterizan al italiano
medio, fundamentalmente hablado, pero también escrito 3 . Puesto que muchos de los
rasgos que caracterizan este italiano existían ya, se puede afirmar entonces que la
1 El número de anglicismos, por ejemplo, no es tan grande como se piensa, señala Cortelazzo (2000: 12),
remitiendo al Lessico di frequenza dell’italiano parlato de Tullio de Mauro (dir.), en el que los extranjerismos
fonomorfológicamente ajenos al italiano suponen sólo el 0,25% del corpus total.
2 “Incluso hechos de la morfología como la difusión de los sufijos alterados, el debilitamiento del sistema de los
clíticos, la abundancia de señales discursivas y los cambios en la deixis personal, o el afloramiento de sustrato dialectal, se
comprenden o explican mejor si se ponen en relación con los cambios que se producen en las condiciones de ejecución
del mensaje.” (Sobrero 1994: 40)
Sobre las formas alocutivas en español e italiano, cfr. Calvi (1995: 187-221).
3 Los rasgos analizados por Sabatini reúnen las siguientes características: (a) son panitalianos, (b) usados por
personas de cualquier nivel social y cultural, (c) forman sistema y (d) no están limitados al discurso “oral-no planificado”,
sino que resultan plenamente funcionales incluso para un discurso “escrito-planificado”, con tal de que no sea
decididamente formal.