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E. GAREA OYA–LA TRADUCCIÓN COMO RECREACIÓN EN LA FIGURA DE SALVADOR DE MADARIAGA
is better dropped when translating French into Spanish. The Spaniard simply does not
“think” that way. There is no word for “subir” in English; one has to say “to go up”; but
there is no word for “up” in Spanish. These are problems of a general nature which beset
the translator of any text from one language into another (Madariaga 1953: 3).
Para Madariaga la fidelidad en traducción no se limitaba a una correspondencia
entre las términos de la lengua de partida y de la lengua de llegada, que normalmente no
cubren el mismo área de significado, sino a una equivalencia en cuanto al sentido. Este
autor creía que era preferible abstenerse de traducir palabra por palabra, porque el resultado
sería un texto incomprensible, correcto desde el punto de vista gramatical, pero lleno de
imprecisiones. Así, por ejemplo, en la 2ª edición de Bosquejo de Europa Madariaga señala que
el Concorde en francés es un avion à géométrie variable, sin embargo en inglés un swing-wing
aircraft. El traductor, en ocasiones, tampoco dispone de ningún equivalente claro en la
lengua término como ocurre, según Madariaga, con las palabras self-control, self-righteousnes y
fair play, términos de difícil traducción. En estos casos siempre se puede recurrir a dos o
tres palabras para explicar su significado o incluso a las útiles notas a pie de página.
Uno de los problemas más peliagudos a los que debe enfrentarse todo traductor es
el de los juegos de palabras, ya que normalmente resulta difícil mantener el sentido y el
juego léxico en la lengua receptora; además hay algunos retruécanos que debido al cambio
de sociedad no se comprenden En estos casos, Madariaga consideraba que la faceta creativa
era un elemento fundamental para poder mantener lo que él mismo denominaba “el sabor
del original”, tal y como podemos comprobar en la introducción de su obra La Jirafa
Sagrada:
La riqueza de alusiones, citas, juegos de ideas y de palabras de éste y otros
capítulos del libro, sólo pueden ser apreciadas en toda su plenitud por los más avisados
observadores de la vida inglesa contemporánea. He de confesar ingenuamente que esta
misma riqueza del ambiente inglés del original ha sido uno de los obstáculos mayores con
que he tenido que luchar como traductor. El lector ha de ver que la “Jirafa sagrada” es una
verdadera sarta de refranes y proverbios, no menos sabrosos por ser de la cosecha de Julio
Arceval. Añádanse los frecuentes retruécanos, juego mental a que Arceval era muy
aficionado, no ya sólo en castellano sino en francés e inglés. La traducción de estos juegos
de palabras no es siempre fácil ni aún posible. Creo no obstante haber salvado bastantes en
la travesía lingüística, a cuyo fin me he esforzado no poco, pues opino con Julio Arceval
que el juego de palabras tiene valor intrínseco cuando lo tiene, y porque además era
indispensable salvarlos para respetar el sabor del original (Madariaga 1925: 12-14).
Madariaga además de tratar el problema de los juegos de palabras también escribió
diversos artículos sobre los extranjerismos. La obra Arceval y los ingleses fue precisamente la
que utilizó para iniciarse en su crítica de la infiltración masiva de anglicismos en nuestra
lengua, tema que trataría con mayor profundidad en dos ensayos: “El español colonia
lingüística del inglés” y “¿Vamos a Kahlahatahyood?”. Madariaga denunciaba en estos
artículos (recogidos en Madariaga 1972) la utilización masiva de extranjerismos en español,
como living, mitin o jacket y ejemplificaba algunos usos indebidos del artículo indeterminado
en los subtítulos de películas y novelas, como en Viridiana, una película de Buñuel, debido a la
influencia de la lengua inglesa.
Es curioso, sin embargo, el hecho de que Madariaga exore a los demás a velar por la
pureza de la lengua, evitando el uso de extranjerismos, cuando él mismo en numerosas
ocasiones al traducir sus libros mantiene algunos términos en la lengua de partida. En su
obra Memorias, por ejemplo, deja en lengua inglesa palabras como poise, off the record, gadgetmindedness
y tampoco traduce algunas frases francesas como comme il faut, boulevardier, bon
vivant. Otro claro ejemplo es su libro Arceval y los ingleses, repleto no sólo de términos en
lengua francesa e inglesa, siempre en cursiva, sino también de pequeños poemas en francés,
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