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MOHAMED EL-MADKOURI MAATAOUI–TRADUCCIÓN Y NOTAS A PIE DE PÁGINA
traducción. Su función no es, por tanto, estrictamente traductora. Habrá que preguntarse
entonces cuáles son las razones que empujan a un traductor a insertar notas a pie de página.
La traducción no es el texto traducido, sino que sólo puede considerarse como una
variante del mismo. Nunca existe – la historia lo prueba – identidad, ni absoluta ni relativa
entre un texto y su traducción. El concepto de identidad en las nuevas aproximaciones al
fenómeno de la traducción ha venido a reemplazarse por el de aproximación:
un texto se puede definir como una “oferta informativa” dirigida a un receptor por
parte de un productor. El texto meta (translatum) producido por el traductor ofrece, a su vez,
información sobre el sentido y, en cierto modo y en ciertas circunstancias, también sobre la
forma del texto de partida y es, por tanto, una oferta informativa sobre otra oferta informativa.
(Reiss y Vermeer 1996: 14)
Tanto la historia del pensamiento, la historia de la literatura, la historia de la traducción
como la literatura comparada prueban que siempre ha existido un texto original y muchas
variantes traductoras del mismo. El “Quijote” como texto español es único, pero sus
traducciones al francés, por ejemplo, son ya numerosas ¿Por qué existen entonces varias
traducciones para el mismo texto?
Contestar a esta pregunta nos conducirá a relativizar la traducción, y por consiguiente a
trivializar la nota a pie de página. Una traducción es fruto de una lectura condicionada por
varios factores y circunstancias de recepción, tanto espontáneos como intencionados, que
determinan el trabajo del traductor. Y es también fruto de las condiciones y objetivos de la
codificación y emisión de sus contenidos. El texto de la traducción no es, por ello, absoluto,
sino que es una aproximación al único texto objetivo que es el original.
Ahora bien, si se analizan las pocas alusiones a las notas a pie de página (Newmark
1992; Nida y Taber 1974) y los escasos trabajos que se han elaborado sobre las mismas, se
notará que suelen ser más teóricos – como el mío hasta ahora – que empíricos. Es decir, tratan
o de justificar o de refutar la utilidad de las notas a pie de página más que de analizarlas en
textos concretos para determinar su funcionalidad. Incluso en aquellos trabajos eclécticos entre
teoría y empirismo favorables a la nota a pie de página, se llega a conclusiones como:
No podemos pasar por alto el hecho de que algunas de las notas a pie de página que
veremos a continuación no dejan de constituir un ejercicio de lucimiento erudito que podría ser
eliminado. (Marrero Pulido y Díaz Peralta 1998: 506)
Esta conclusión es propia de dos investigadores que empezaron defendiendo
teóricamente la utilidad “pragmática” de las notas a pie de página, para terminar no viéndolas
de mucha utilidad. Lo cual nos induce a plantear más interrogantes que difícilmente
contestarán los defensores de la nota a pie de página. Cito a título de ejemplo los siguientes:
1. ¿Qué criterios debe adoptar el traductor para confeccionar sus notas?
2. ¿Por qué se anotan algunos conceptos y otros no?
3. ¿Cuál es el límite de una nota a pie de página?
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