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LUIS SERRANO FERNÁNDEZ: SEUDOTRADUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS
3. ¿PODEMOS HABLAR DE SEUDOTRADUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS?
El problema que nos plantea la hipótesis de hablar de seudotraducciones en el cine,
una vez visto lo que se entiende por traducción cinematográfica, es serio. Resulta lógico
pensar que las distintas sincronizaciones por las que un producto audiovisual se ve
constreñido a la hora de transferirse de una lengua y cultura a otra serán percibidas por los
receptores de dichos textos. Esto quiere decir que la audiencia, cuando ve y oye una
película, se dará cuenta del carácter de TO en su propia lengua o bien de TM traducido
(doblado) a su lengua. Parece oportuno señalar, por tanto, que la sincronía resultante del
proceso del doblaje (en especial la fonética: bilabiales, etc.) es un requisito importante para
que un texto cinematográfico quede definido como TM, y más aún: para que funcione, sea
aceptable y reconocido como TM en la cultura de llegada 3 .
Sin embargo, lo que aquí nos interesa es argumentar hasta qué punto dicho criterio
aplicado al cine exhibido en España es representativo de lo que constituye una traducción
supuesta en el mundo audiovisual y cinematográfico. Es decir, partimos de que una
seudotraducción cinematográfica pudiera ser aquel film presentado como traducción en
una cultura meta o que posee rasgos que lo hacen semejante a otros TM pero que no tiene
sus diálogos traducidos; o sea, que no implica una transferencia lingüística de un guión
original previo. Lo que queremos discutir es hasta qué punto el criterio de doblado/no
doblado nos impide hablar con propiedad de seudotraducciones cinematográficas.
La cuestión es la que sigue: si sólo tenemos en cuenta el elemento verbal – que se
perciba o no una película como TM doblado – no parece que tengamos mucho margen de
maniobra. La diferencia entre literatura y cine es acusada: si nos enfrentamos a un texto
literario supuestamente traducido, tendremos bastantes problemas para averiguar si se trata
de una traducción ficticia, pues en ella sólo interviene el código lingüístico y es sólo ese
código, por tanto, el que se ha seudotraducido. Por el contrario, en una película, cuyo
elemento verbal acústico, en caso de ser traducido/doblado, debe sincronizarse lo mejor
posible con los labios de los actores (además de las sincronías de contenido y
caracterización), parece más fácil reconocer dicho texto como traducción o no-traducción
si nos atenemos únicamente al movimiento de los labios. Siendo esto así, si identificamos
una película como parcial o totalmente doblada ya nos sentiremos obligados a afirmar que
dicha película pertenece al campo de los productos traducidos y no al de los
seudotraducidos.
Dicho lo cual, ¿nos restringe tanto este criterio de la observación de los labios de un
actor o actriz y los demás tipos de sincronía como para no poder hablar de la existencia de
seudotraducciones cinematográficas? Creemos que no está tan claro.
4. POR QUÉ PENSAMOS QUE NO ESTÁ TAN CLARO
Si partimos de que la traducción no es un mero trasvase lingüístico o textual, sino
que se trata de un trasvase cultural en el que las normas y las expectativas de la cultura de
llegada juegan un papel esencial en el comportamiento traductor, será una incongruencia
3 Por supuesto, no sólo el hecho de observar que un film se pasa en versión doblada le dice a la audiencia que
dicho producto es un TM. El nombre del director o los actores, sobre todo si se trata de estrellas del celuloide, el
conocimiento de la nacionalidad del producto o, lo que es más importante, las imágenes a que el público se ve expuesto
(convenciones en la estructura narrativa, uso del montaje, etc.) pueden también ser indicativos “a priori” de la naturaleza
foránea (y, por ello, traducida) o local (no traducida) del texto.
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