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ESTHER MORILLAS: NORMA LINGÜÍSTICA Y TRADUCCIÓN–EL ITALIANO MEDIO O NEOESTÁNDAR
“enmascaramiento” léxico sacude la lengua: nos servimos de más palabras para decir
menos cosas.
La mayor apertura del italiano escrito hacia el italiano hablado ha provocado
entonces, como hemos visto, que los rasgos marcadamente formales sean más reducidos y
exista una mayor tolerancia de las formas consideradas “no estándar” y de la aceptación de
vocablos de otras lenguas, especialmente del inglés (la presencia de anglicismos, como
hemos visto, no es tan grande como parece, pero suelen ser palabras de uso muy común).
Este proceso, que en nuestros días está en pleno desarrollo, se da tanto en el campo de la
literatura, que produce textos imitados del lenguaje oral, como en el de los textos
funcionales. La influencia de los medios de comunicación es tal que, a la par que los textos
escritos toman fórmulas prestadas del hablado, los hablantes toman fórmulas prestadas del
lenguaje periodístico, en una constante interacción.
El campo, de esta manera, se amplia, porque, en vista de lo expuesto y de los
distintos corpus analizados por los especialistas, vemos cómo podemos encontrar rasgos
del italiano hablado no sólo en los textos que pretenden reproducirlo (diálogos de novelas,
obras de teatro), sino también en artículos de prensa, publicidad, etc.
Dardano (1994), por ejemplo, habla de la abundancia de los “textos mixtos”. Así,
en un mismo texto, podemos encontrar mezcladas:
a) formas del lenguaje hablado y del escrito,
b) técnicas compositivas y discursivas y
c) campos de conocimientos, con sus modelos de acción.
En la prensa es corriente que se retomen formas y rasgos típicos del lenguaje
hablado. La imitación del lenguaje hablado tiene lugar sobre todo en la estructura de las
frases (parataxis, dislocación a la izquierda, suspensiones, autocorrecciones, repeticiones de
las mismas palabras y redundancias, uso de particulares conectores y de fórmulas
alocutivas, etc.), mientras en el plano del léxico se recurre a un repertorio circunscrito de
lexemas-bandera (dialectalismos, regionalismos o jergalismos, presentados a menudo en
formas italianizadas). Pero este tipo de lenguaje no puede ser considerado como
espontáneo, apunta Dárdano, sino como una suerte de “estilización del lenguaje hablado”,
con fines expresivos.
Así, nos interesará (y no sólo a los traductores, sino a los hablantes de italiano como
L2) esta ósmosis lingüística, la difusión y la aceptación, en el uso hablado y escrito de media
formalidad, de rasgos generales de la lengua hablada. Para Sabatini (1985: 180) es
fundamental que tanto los hablantes de madre lengua italiana como los de italiano como L2
tengan siempre presentes la distinción entre “variedad estándar para el uso escrito formal”
y “variedad de uso medio hablado y escrito”. Liverani Bertinelli (1993) incide en que se
deben enseñar todos los modelos, integrarlos, para que el hablante decida cuándo usarlos,
en qué situación comunicativa (y el traductor, añadiríamos nosotros, sepa reconocerlos y
ofrecer su equivalecia). El hablante tiene que saber moverse en el espacio lingüístico, tanto
vertical, hacia las variedades más formales, como en las horizontales, de un eje a otro en el
interior de las variedades, y sólo cuando haya alcanzando el dominio en todas ellas, y sepa
utilizarlas y reconocerlas, habrá adquirido una consciencia de la lengua real.
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