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PILAR GODAYOL–TRADUCIR DERRIDA: LA SEDUCCIÓN DEL ENTRE
There is an impulse among literary critics and other kinds of intellectuals to save
the masses, speak for the masses, describe the masses. On the other hand, how about
attempting to learn to speak in such a way that the masses will not regard as bullshit. When
I think of the masses, I think of a woman belonging to that 84% of women’s work in India,
which is unorganized peasant labor. (Spivak 1990: 56)
Cualquier práctica cultural que (re)construya una subjetividad diferente no deja de
ser un acto colonizador marcado por el narcisismo del yo. Recuperar la voz de un sujeto
subalterno implica adoptar una posición egocéntrica, incluso si se busca la conciliación. El
mismo Gadamer en Truth and Method afirma que “one does not relate the other’s opinion to
him, but to one’s own view” (1975: 347). Nosotros somos quienes realmente fijamos las
condiciones del diálogo con el Otro. Por eso la reciprocidad completa en el intercambio no
existe. Karin Littau es probablemente quien mejor ha sintetizado las relaciones discursivas
hermenéuticas (1996, 112): “[…] hermeneutics presupposes the complicity of the other in
the return to the one, closing the path in a limitless circularity, closing the path to the
other.” De aquí que, a pesar del deseo comunicativo, el diálogo gadameriano no deje de ser
otra práctica de colonización disfrazada.
Por otro lado, la desconstrucción derridiana cuestiona la posibilidad de llegar a una
total comprensión con el Otro textual y advierte del peligro de usar términos como
consenso, diálogo y buena fe (éste último fruto de una larga tradición filosófica: Gadamer,
Kant, Heidegger). Para Derrida la relación con el Otro es una “crazy relation, a relation
without relation, which understands the other as other in a certain relation of
incomprehension” (1986: 82). No se trata de ponerse en su lugar ni de entenderlo
completamente. El Otro es otro y, como asegura Derrida, “[…] at a given moment it is
necessary that the other remains as other” (1986: 82). Esto conlleva que toda relación
traductológica con el Otro textual contenga interrupciones, término derridiano que, como
sugiere David Wood, “[…] is carefully attuned to its purpose, to capture a break, a rupture,
in the inter, the between by which we relate to the other” (1990: 127). Para Derrida es
necesario interrumpir las relaciones con el Otro, para evitar su asimilación, y esperarse en el
umbral, en lo que él ha descrito como los límites de la verdad o los espacios aporéticos. La
seducción del entre es esencial en la (in)comunicación con el Otro textual derridiano.
Derrida desaprueba la promesa gadameriana de que “all communication and
understanding is agreement” (Gadamer 1975: 260) porque no siempre se llega a un acuerdo
entre las partes. Hay sistemas de valores diferentes, incluso irreconciliables, no tan sólo
entre grupos sociales sino también en un mismo individuo. En este sentido no hay textos
con valores intrínsecos, definitivos. Los textos son formas cambiantes, fruto del
intercambio social, que nos piden vivir (en) la frontera, en tanto que espacio abierto,
babélico e incierto. Derrida vive esta dialéctica del límite. Disfruta de los vacíos traslativos
con el Otro. Celebra las treguas porque impiden la comunicación completa, la harmonía
entre significantes y significados. Para él no existe el origen, cuestión que ya pone en
evidencia en su primer libro, que consta de una traducción y una lectura crítica de L’origine
de la géométrie d’Edmund Husserl (1962). Los textos siempre nos remiten a otros textos.
Terminan las relaciones de subordinación textual. Ésta es la base de la teoría traductológica
de Derrida y la idea que marcará las traducciones a otras lenguas de su obra.
El material que analizaremos en la segunda parte de esta comunicación es lo que en
el lenguaje de la actividad crítica americana (Niranjana 1990, Maier 1992) se conoce con el
nombre de outworks. Este conjunto de datos paratextuales que acompañan la traducción
publicada, como las introducciones del autor o las notas del traductor, así como los datos
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