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MOHAMED EL-MADKOURI MAATAOUI–TRADUCCIÓN Y NOTAS A PIE DE PÁGINA
5. Algunas notas dilatan una lectura ideologizada, como en “La
ambigüedad no alcanza a encubrir el sentido picante y obsceno”.
¿Picante y obsceno, para quién? Aquí caben dos posturas por parte del
traductor. O ve realmente obsceno este pasaje y transmite su convicción
al lector, o simplemente quiere advertirle de que el árabe tolera estos
procedimientos. No obstante, creo que, con nota o sin ella, este dato no
le hubiera pasado desapercibido al lector y por tanto la interferencia del
contenido de la nota será interpretada en función de la intención del
traductor quien advierte de que el contenido de este verso, tolerado en
el medievo, es impúdico, torpe y ofensivo al pudor, que es como define
el Diccionario de la Real Academia Española “obsceno”. No obstante,
el autor de esta nota no vacila en hacer explícitos algunos juegos
lingüístico-literarios:
(10) Sí, pero su boca no es fresca, ni sus pechos enhiestos, ni su vientre engendra; sus ojos
están tristes, su saliva no es pura ni su camino 3 estrecho. (Al-Hamadani 1988: 182)
3 Es decir, su vulva .
(11) ¿Y cómo ha de cumplir si no es capaz, cuando se esfuerza, si no le traiciona la estaca 5?
(Al-Hamadani 1988: 181)
5 El pene.
Cabe recordar aquí que se trata de textos literarios más que de textos históricos de
contenido denotativo. El discurso literario implica al lector incitando su imaginación. El texto
árabe habla en efecto de “vías” o “conductos poco estrechos” y de “palos” y “estacas” y no de
su correspondiente terminología urulógica o ginecológica. Estos procedimientos literarios los
encontramos también en español, y supongo que el lector de esta lengua sabe de lo que se
trata, como en este ejemplo:
(12) […] hasta que un santo carabalí de Regla, conoscido por el Templador de Acero, con
grandes artes hizo una senda, y después acá el camino se ha muy ensanchado, tanto
que dos carretas pueden pasar sin hacer estorbo. (Goytisolo 2000: 92)
O como en este otro.
(13) Mohamed reunía en su persona los atributos y gracias de un santo: robusto, de
estatura media […] La naturaleza fue generosa con él tocante a sus prendas: su mano
de almirez enhestaba al menor roce su gloria como el viril de la custodia en manos de
un oficiante, incluso durante el sueño. (Goytisolo 2000: 27)
La alusión metafórica y metonímica al sexo en los textos de ficción, como en los
ejemplos (12) y (13), puede considerarse como un universal literario. Casualmente, en el caso
del árabe y del español, se utilizan los mismos procedimientos como queda comprobado en los
casos anteriores. En las poco menos de cien palabras con las que, en español, se refiere al
miembro masculino, viene precisamente “estaca”.
Las notas a pie de página en estos casos pueden considerarse no sólo innecesarias, sino
hasta perjudiciales para la lectura de una obra literaria. El texto original no habla de “penes” ni
de “vulvas”, sino de una serie de asociaciones lingüísticas que pasarían desapercibidas incluso
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