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DAVID MARÍN HERNÁNDEZ–LA TRADUCCIÓN DE ELEMENTOS MÉTRICOS FRANCESES
palabras suelen tener más sílabas que sus equivalentes en otras lenguas; de ahí que la
mayoría de los procedimientos utilizados por los traductores tengan la finalidad de
condensar la forma lingüística sin alterar el sentido de los versos franceses (situación, por
otra parte, muy similar a la que se observa en algunas modalidades de la traducción
subordinada). Por ejemplo, en lo que se refiere al nivel léxico, suele ser frecuente que los
traductores recurran a sinónimos que les ayuden a “ahorrar” sílabas. Esto es lo que ocurre
con la palabra “coeur”, que en raras ocasiones se traduce por “corazón” debido a que sus
tres sílabas (o incluso cuatro en final de verso o hemistiquio, por ser aguda) resultan
excesivas en determinados esquemas métricos; de ahí que Luis Martínez de Merlo lo suela
traducir metonímicamente por “alma” o “pecho”. La traducción de la palabra “corazón”
nos sirve también para ilustrar cómo la búsqueda de sinónimos para evitar el exceso
silábico obliga a los traductores a explicitar connotaciones que en el original permanecían
sobreentendidas. Por ejemplo, en las notas para una posible traducción del poema “La
Beauté” de Yves Bonnefoy,
Celle qui ruine l’être, la beauté,
Sera suppliciée, mise à la roue,
Déshonorée, dite coupable, faite sang
Et cri, et nuit, de toute joie dépossédée
Ô déchirée sur toutes grilles d’avant l’aube
Ô piétinée sur toute route et traversée,
Notre haut désespoir sera que tu vives,
Notre coeur que tu souffres, notre voix
De t’humilier parmi tes larmes, de te dire
La menteuse, la pourvoyeuse du ciel noir,
Notre désir pourtant étant ton corps infirme,
Notre pitié ce coeur menant à toute boue.
Tedoro Sáez Hermosilla propone traducir “coeur” de dos formas diferentes en cada
uno de los versos en que aparece. En el verso 8, los equivalentes más apropiados serían
“ansia”, “encono” e incluso “rabia”, mientras que en el verso 12 habría que traducir esta
misma palabra por “inclinación” o “apetito”, debido a las connotaciones diferentes de que
se ha cargado en esta posición (Sáez Hermosilla 1990: 615-623). La explicitación, rasgo
presente en la mayor parte de las traducciones (hasta el punto de que algunos lo consideran
un universal del proceso traslativo), eliminaría de esta forma la ambigüedad semántica
característica del texto poético.
En otras ocasiones se buscan sinónimos esdrújulos y se colocan al final del verso o
del hemistiquio para poder restar una sílaba. Por ejemplo, Martínez de Merlo traduce el
siguiente verso de Baudelaire “Comme les mendiants nourrissent leur vermine” por “Igual
que a sus parásitos los pordioseros nutren”. A veces se modifica el orden de las palabras
para buscar sinalefas, como en el verso “La sottise, l’erreur, le péché, la lésine”, cuya
versión española de este mismo traductor se transforma en “El pecado, el error, la idiotez,
la avaricia”. Las relaciones sintácticas entre las proposiciones también se alteran, y, para
restar sílabas mediante la eliminación de conjunciones, se recurre a veces a la yuxtaposición.
Antonio Martínez Sarrión utiliza este procedimiento en el verso “Occupent nos esprits et
travaillent nos corps”, que traduce por “Afanan nuestras almas, nuestros cuerpos socavan”.
En el nivel morfológico también se observan mecanismos con el mismo objetivo de
reducir sílabas. En no pocas ocasiones los posesivos franceses se traducen por artículos
(“Nos péchés sont têtus, nos repentis sont lâches”/“Tercos en los pecados, laxos en los
propósitos”), y los adverbios en adjetivos, para evitar la terminación en –mente (“Et nous
rentrons gaiement dans le chemin bourbeux”/“Y tornamos alegres al lodoso camino”).
Podríamos seguir enumerando ejemplos similares (la elisión de los sujetos, transformación
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