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LA METAMORFOSIS DE LA IDEOLOGÍA - El Corte Inglés

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mismo que le ocurría a Montesquieu en sus trabajos sobre cuestiones físicas<br />

y fisiológicas (74).<br />

Ese sistema estático, que ya había sido desestabilizado por el pensamiento<br />

lógico y la mónada preñada de futuro de Leibniz, hacia la mitad del siglo empezó<br />

a encontrarse con una seria oposición. Diderot, que fue siempre hombre<br />

de fino olfato, empezó a percibir el cambio en sus Pensamientos sobre la Interpretación<br />

de la Naturaleza, y los empiristas declararon una guerra frontal a los<br />

sistemas mecanicistas cartesianos, abriendo la interpretación de la naturaleza<br />

a fórmulas menos rígidas y geométricas. <strong>El</strong> mero espíritu se hizo sentir incluso<br />

en la disposición en los jardines, surgiendo ahora, frente al geometrizado<br />

jardín francés de Le Nótre, el nuevo jardín inglés, que daba paso a una mayor<br />

naturalidad y libertad de la vegetación y de las formas. Shaftesbury dirá que<br />

esa nueva libertad del paisaje se correspondía con la situación de un pueblo<br />

libre como el inglés, mientras que la rigidez geométrica del jardín francés era<br />

propio de las formas autocráticas del gobierno galo (75).<br />

La física del sistema cartesiano no había superado la prueba de la experiencia,<br />

y Newton, con su idea del método experimental y la conclusión<br />

inductiva, huyendo de las hipótesis metafísicas y abstractas –hypotheses non<br />

fingo– había establecido su ley de gravitación universal, que definía el nuevo<br />

mundo del conocimiento científico, en el cual se insertaba el sistema natural<br />

de Linneo. <strong>El</strong> edificio cartesiano se hallaba en ruinas, y Condillac, en el Tratado<br />

de los sistemas, proclamará la necesidad de librar a la física de cualquier<br />

espíritu metafísico (76). Pero el sistema invariable de Newton y Linneo se<br />

va a encontrar también con la oposición laboriosa de los enciclopedistas, de<br />

Buffon, de Hume. Es cierto que, a veces, algunas afirmaciones excesivamente<br />

generalizadoras de los enciclopedistas tenían escasa vigencia. En su Discurso<br />

preliminar, d’Alembert dice que la inclinación por los sistemas, más adecuada<br />

para satisfacer la imaginación que para iluminar la razón, estaba casi absolutamente<br />

desterrada de las obras serias (77); poco después aparecieron varias<br />

obras tituladas “sistemas”, ya fuesen sus autores hombres de ciencia, como<br />

Maupertuis, o philosophes, como el barón d’Holbach.<br />

En el salón del barón d’Holbach se reunían filósofos y enciclopedistas notables,<br />

y d’Holbach, que mantenía una relación muy estrecha con Diderot, su<br />

guía inicial en el mundo de la filosofía, fue un gran colaborador y protector<br />

de la Enciclopedia, para la que escribió más de cuatrocientos artículos de<br />

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