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LA METAMORFOSIS DE LA IDEOLOGÍA - El Corte Inglés

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consideración de la ética, de la religión, de las virtudes morales, en el orbe de<br />

lo político ha de verse, no desde lo que se debe hacer o desde cómo se debe<br />

vivir, sino desde la realidad histórica de lo que hacen los hombres, de cómo<br />

viven y de cómo quieren vivir. La filosofía clásica se había dedicado a perfilar<br />

los rasgos de un abstracto “hombre bueno” y a diseñar los principios ideales<br />

de unas repúblicas y principados, que “nunca han sido vistos ni se han conocido<br />

como verdaderamente existentes”. A esa concepción responden los tradicionales<br />

“espejos de príncipes”, incluida la Educación de Ciro, de Jenofonte,<br />

a la que el secretario florentino se refiere como ejemplo de código abstracto<br />

de conducta para príncipes. Maquiavelo pretende razonar sobre los asuntos<br />

de Estado teniendo a la vista su experiencia de las cosas contemporáneas y<br />

su conocimiento de las cosas antiguas. La teoría política se elabora de una<br />

manera inductiva, a partir de los supuestos de la naturaleza humana y de las<br />

experiencias de la práctica política, y no de un modo escolástico, definidor de<br />

principios establecidos idealmente, sin ninguna presencia en la historia real.<br />

La finalidad de la política está en la conservación y expansión del poder, y las<br />

virtudes políticas esenciales son las que contribuyen a ese objetivo. En esta<br />

doctrina referente a la moralidad y la política, Maquiavelo, como dice Leo<br />

Strauss, “desafía no sólo a la doctrina religiosa, sino igualmente a la totalidad de<br />

la tradición filosófica” (13).<br />

<strong>El</strong> giro copernicano que Maquiavelo da a la ciencia política, inserto en<br />

la nueva concepción de un mundo transformado por la acción consciente<br />

de los hombres, separa los principios morales para el uso particular de los<br />

simples ciudadanos de los principios éticos exigidos por la razón de Estado.<br />

No existe una virtud natural única que pueda ser vista igual por Agamenón o<br />

por su porquero. Al contrario, se piensa de un modo muy distinto in piazza<br />

o in palazzo (14). Maquiavelo se enfrenta con las doctrinas éticas de la filosofía<br />

política clásica y sabe muy bien que existen ciertos principios morales de<br />

general aceptación. No se le ocurre pensar que asesinar y robar sean acciones<br />

bondadosas, ni tampoco niega que existan hombres “buenos”. Es más, le parece<br />

muy laudable la existencia de gobernantes adornados de todas las cualidades<br />

de bondad, honestidad y justicia que señalan los espejos de príncipes.<br />

Pero esa es una cuestión muy diferente de lo que se plantea cuando surge un<br />

conflicto entre la moral, en sentido amplio, y el bienestar de la república. En<br />

un orden abstracto, la virtud obliga a obrar según principios que establecen<br />

la maldad del fraude, del homicidio o del egoísmo; pero se considera muy<br />

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