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LA METAMORFOSIS DE LA IDEOLOGÍA - El Corte Inglés

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pensamiento secularizado de carácter científico, y no digamos el ateísmo filosófico.<br />

Los esfuerzos de Lorenzo Valla o de Pomponazzi, por escandalosos<br />

que resultaran en su tiempo, no permitían un desafío serio de la ciencia a la<br />

fe. Como máximo se podía llegar a la doctrina averroista de la doble verdad<br />

o a un ateísmo filosófico camuflado. La ciencia no triunfó en la vida renacentista,<br />

a pesar de los descubrimientos y conquistas, y Lutero pudo calificar<br />

tranquilamente de ramera a la razón, sin sufrir por ello grave quebranto. La<br />

Ilustración y el pensamiento liberal pretendieron hallar en el Renacimiento<br />

una gran hostilidad hacia la falta de libertad, y un sentimiento irreligioso, a<br />

partir de las tesis mantenidas por Bayle en su Diccionario y por Voltaire en<br />

el Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones. Pero, en realidad,<br />

lo que se produce en el Renacimiento es un alto grado de anticlericalismo,<br />

de ataques a curas y frailes, pero no a la Iglesia como institución. La ciencia<br />

se presenta siempre dentro del orden cristiano, sin renegar de la fe, y las<br />

críticas se dirigen contra la escolástica o contra el ascetismo. La concepción<br />

aristotélica envuelve la discusión científica, aunque se van dando pasos<br />

irreversibles. <strong>El</strong> desarrollo burgués va impulsando la experimentación, la<br />

técnica, el cálculo racional. Europa se llena de arbitristas, de proyectistas,<br />

que inventan máquinas y proyectos sociales. Cornelius Drebbel construye<br />

un submarino y lo exhibe en el Támesis. Simón Sturtevant, un clérigo extravagante,<br />

propone un nuevo método para fundir el hierro y el acero con<br />

hulla, para salvaguardar los bosques. En España, los arbitristas de la escuela<br />

de Toledo imaginan ingeniosas teorías económicas y los jesuitas, rectores<br />

del pensamiento de la Contrarreforma, se incorporan al movimiento científico.<br />

Ingleses y holandeses imitan el desarrollo de la náutica de españoles y<br />

portugueses. <strong>El</strong> Gresham College, fundado por Tomás Gresham, se convierte<br />

en un gran centro científico que acabará albergando a la Royal Society. La<br />

doctrina de Copérnico va encontrando defensores como Giordano Bruno y<br />

Campanella, y, en cierta medida, Tycho Brahe, el noble danés que construyó<br />

uno de los primeros institutos realmente científicos, Uraniborg, donde fue<br />

ayudado por Kepler, formulador de las leyes que presentan la trayectoria<br />

de los planetas como órbitas elípticas en torno al sol. Pero esa defensa de la<br />

teoría copernicana está llena de peligros: Bruno acabó en la hoguera y, un<br />

cuarto de siglo antes, el Colegio de Francia había expulsado por ello de su<br />

seno a Pedro Ramus, haciéndolo asesinar después en la Noche de San Bartolomé.<br />

Finalmente, la congregación del índice prohibe, en 1616, la obra<br />

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