código civil

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EXPOSICIÓN y. COMENTARIO DEL CÓDIGO CIVIL ARGENTINO
un tercero, desiqnado por el adquirente, ó la pone en un lugm" que
esté á la exclusiva disposición de éste (art. 2386); pero que en
(Art. 2386.) No es una tradición simbólica la que se opera, sino
real y efectiva, porque en el segundo caso se pone al poseedor en aptitud
do disponer de la cosa, sea llevándola á su casa, aunque no esté
presente, sen. enviánIola por su cuenta á la persona designada por él.
Se debe buscar, pues, una s: tuación definida de la que resulte que el adquirente
tiene la posibilidad de disponer de la cosa. El comprador de
una cosa que orJena se le remita por una persona designada, adquiere la
posesión desde la entrega á esa persona, ó á una agencia de transporte,
ó al ag.mte, para que la lleve á su destino, sin necesidad de que el adquirente
la reciba, pues puede disponer (le la cosa; pero en las compras ordinarias
de las cosas de comercio on que el comerciante las envía con
sus empleados á casa del comprador, éste no adquirirá la posesión hasta
(}ue la cosa no haya sido entregada, porque recién puede disponer de
ella; pero si él las manda buscar, la adquirirá desde que la reciba el mandatario.
Cuando un comerciante vende mercaderías que le son pagadas,
si se han separado é individuali aado, no por eso el comprador ha adquirido
la posesión de ellas, pues no lar; ha recibido; si Hepierden es el vendedor
quien debe reponerlas. Hi el comerciante se obligó á remitir las
mercaIeríns separadas é individualizadas, el comprador no adquirirá la
posesión, hasta que no se le haya hecho entrega de los conocimientos
expedidos por la agencia de transporte, ó se hayan entregado los efectos
á la persona indicada; porque antes no estaban en' su poder ni podía disponer
de ellos. Esta cuestión es importante en un caso de concurso, en
que no po-h-In reclamar las cosas corno suyas, sino el precio pagado.­
Comp. )IOLITOR, n ",. HO y H~. HAVIGX \:', § 1n. Fnl':ITM;, arto H7G4, n? 2.­
V éanse arts, 1H] (;, 2a7H, 2HHH, 2H!)() Y 2402.
Sola del [Ir, Velez-}... ·anfidd al arlo 2!¡Rfi.-!'\mm1ros podernos, dice Savig-ny,
adquirir la posesión de una (:OHa tan solo porque haya sido puesta en nuestra
casa, aun estaudo nosotros ausentes. Cada uno t ie ne ,;O~l1'e su ('asa un imperio
más rierto que Ho"n~ eua.lquiera de su'! hieucs, y este imperio le (la a.l m isrno
tiempo la «ustorlia d(~ todas las (:OHaH encerradus (m lu r-asa. E,.;ta arlquisiol ón
de la posesión no depende d(~ la posesión ju rkliru dld edif'ir.io. Así, el que ha
alquilado una r-asa Ó un a lmacen, aunque no 1(~ng'1L J'f~SP(~('\o del edificio, ni la
propiedad, ni la posesión jurkliou, adquiere la posesi ón d(~ las cosas fJlW s(~
introducen en ella, porqUll tiene la custodia (1(: todo lo que se encuentra en d
edificio. Y á la inversa, la adll'lisici(m de la I)()H(~Hi