código civil

DEL DEPÓSITO (AUT. 2224) 73
depositario podría demandar la indemnización correspondiente,
cuando por sal val' la cosa depositada en un incendio, hubiera dejado
perecer la suya propia; pero no podría pedir las impensas
útiles hechas en la cosa, sino por la acción de in rem cerso , y sólo
por aquello en que el depositario se hubiere enriquecido.
cho. ¿El depositario no se equipararía acaso al poseedor de mala fe que
puede cobrar las mejoras por el aumento de valor de la cosa (art. 2441),
ni al transformador de mala fe (art. 25G9), ni al acreedor prendario
(art. 3228), ni aun al indigno? (art. 330H,. ¿Por qué el deponente se enriquecería
á costa del depositario? En primer lugar el depositario es
poseedor de buena fe, sabe que la cosa no es suya, como lo sabe el locatario
que hace mejoras voluntarias en la cosa arrendada y obraría en
ese caso como gestor de negocios, y por lo menos tendría derecho tí
aquello en que se hubiere enriquecido el deponente: sería poco equitativo
no concederle la misma acción que al ladrón ó al transformador de
mala fe, que puede ser obligado á devolver la cosa y acusado criminalmente.
El argumento que nace del arto 3228, sobre la prenda, tiene gran
fuerza por la similitud de posiciones entre el acreedor prendario y el
depositario, y apoya la tesis que sostenemos. Cuando se da en depósito
un terreno, pues los inmuebles pueden depositarse, y el depositario hace
un palacio: se debe aplicar el arto 25H!), .Yel depositante tendría derecho
para hacerlo demoler ó si quiere aprovecharlo, pagar la mano de obra
y los materiales: no se aplica entonces el criterio del mayor valor. Para
ser justos en el desarrollo de la doctrina, debía concederse al depositante
el derecho de hacer destruir las mejoras que no quisiera pagar y
sólo cuando se aprovechase de ellas, debería abonar el mayor valor que
han dado á la cosa. - Yéase art. 1~157, n? 1.
En cuanto á las sumas gastadas en la conservación de la cosa, se pregunta
Pont, n? 509, si deben ser productivas de intereses, y contesta muy
bien en mi opinión, que habría sido equitativo acordarlos; pero como la
ley guarda silencio, es necesario atenerse á la regla, de que sólo son
debidos desde la interpelación, en que el deudor queda constituido en
mora, y lo confirman nuestros arts. 50f{ y :lO!).
En lo referente á lodn« los r/flJios !I prrjnicio» comprenderá cualquier
daño sobrevenido por ocasión del depósito, como si habiéndome entregado
un caballo con una enfermedad contagiosa, la hubiera transmitido
á los que tengo en las caballerizas; si fuera asaltado por los que pretendieron
la cosa depositada, destruyendo puertas, etc., (Troplong, n? l~IO)
se me deberá el perjuicio causado; si en caso de incendio he salvado la