código civil

DE LA POSESIÓ~ (AUTS. 2420, 2421, 2422, ~42il' ilill
cada percepción ele frutos debe tener buena fe, pues se reputa
que en cada uno de esos actos comienza una llueva posesión.
3° /,,0// ga.{ftos necesarioe Ó útile.':/ serán paqado» al poseedor de
buena fe. Son gastos necesarios Ó tüiles, los impuestos extraortlinafrutos
no percibidos pueden corresponder al tiempo do la posesión de bucna
fe; poro como la condición para hacerlos suyos os que esa buena fe
exista en el momento de la percepción, de ahí es que no los adquiere. La
buena fe puede existir al tiempo de percibir su valor, cuando los hubiere
enajenado antes de la percepción, pero como no corresponden al tiempo
de su posesión, debe devolver el valor recibido, si cuando so percibieron
tenía mala fe. La 1. 22, tít. 32, lib. 3, Cód. Romano sólo autorizaba al
poseedor de buena fe para apropiarse 10i frutos consunridos, debiendo
devolver los existentes, doctrina que nuestro derecho ha rechazado.
En cuanto á los frutos civiles, como sólo Hejuzgan percibidos cuando
han sido cobrados, art, 2425, resultará que no adquirirá los no cobrados
que correspondan á su posesión, cuando tiene mala fe á HU percepción,
á diferencia del usufructuario, que siendo de mejor condición los
adquiere día por día en proporción al tiempo quedure el usufructo, aunque
no los hubiere percibido, arto 2865.
La expresión de frutos recibidos que usa el Código, refiriéndose
á los jJf'J"{'ibirlos, cuando tenía mala fe no me parece propia, pory'ue
la percepción tiene lugar por la separación de 10~i frutos, mientras
el recibo puede ser un a-to posterior á la percepción é independiente
de él. El artículo habla sólo de los frutos. ¿Se entienden excluidos
los productos? Algunos autores franceses admiten que debe hacer
suyo esos productos, cuando vienen á considerarse como frutos por
el destino que el propietario enajenante hubiere dado á la cosa, y participo
de esta opinión. Aunque la palabra fruto tomada en su sentido estricto
sólo comprende los objetos que una.cosa produce regularmente sin
alterar su substancia, quidquid er re J/fl.w·ie! re uasri «oli! .. y los proIuctos,
al contrario, son los objetos que la cosa no está destinada á producir
regularmente, y que forman una parte integrante de ella: sin embargo,
cuando el propietario le ha dado un destino á la cosa, en que esos productos
vienen á ser como los frutos por la percepción regular y periódica,
como si se ha vendido una cantera en explotación, el comprador de
buena fe no devolverá los productos percibidos, que en este caso se considerarán
como frutos; pero si el poseedor de buena fe ha destinado la
cosa á una explotación semejante, estará obligado sólo por el provecho
obtenido, como en el caso del arto 2431. Freitas, arto 3960, expresa con