código civil

DEL DOMINIO Dl~ I,,\S COSAS (ARTS. 2508,2559) 043
otra mitad al propietario (art. 2558); G O , si un tercero que no es
poseedor imperfecto halla el tesoro, le corresponderá la mitad, y
la otra mitad al propietario (art. 2559), siempre que fuere en-
(Art. 2558.) Eu el hallazgo del tesoro sólo hay dos derechos: el
del dueño del suelo, y el del descubridor; por consiguiente, no siendo el
usufructuario, usuario, etc., dueños del inmueble son considerados como
cualquier inventor extraño, con esta única diferencia: que pueden buscar
el tesoro sin permiso del dueño, haciendo suya la mitad si lo encontraren;
lo que prueba la verdad de la tesis soste~idaen el artículo 25ül,
de que el poseedor de buena fe hace suya la mitad del tesoro buscado.
-FREITAS, arto 4112, n? 3.
(Art. 2559.) La redacción de este artículo demuestra la necesidad
de mantener la del arto 2557 que habla del ce-poseedor del fundo en sus
relaciones con sus ce-poseedores. En efecto; no es poseedor imperfecto
quien posee la cosa de buena fe como dueño, y es vencido en la restitución
de ella; no debe sino la mitad del tesoro al vencedor, conservando
la otra mitad como inventor. Hay que hacer esta diferencia, que Freitas
trae en sus arts, 4113 y 4125 Y que se ha criticado sin razón: si el
poseedor es de buena fe, sólo deberá la mitad del tesoro encontrado
aunque lo hubiera buscado, tomando la otra como descubridor : si es poseedor
de mala fe y lo encontró casualmente, sin buscarlo, también ronservará
la mitad como descubridor; pero si lo buscó, deberá restituirlo
en su totalidad. Y la diferencia se justifica, porque el poseedor do mala
fe, sabe que la cosa no le pertenece, y si busca el tesoro sin el permiso
del dueño y lo encuentra, pertenece á éste en su totalidad. Si, pnes, es
indiferente que sea poseedor de buena ó mala fe cuando se encuentra
('flSU((!IJ/CII!r, no lo es cuando se le ha buscado; el que se creía dueño ha
ejercido un derecho propio, mientras el que sabía que no lo era, ha cometido
un acto ilícito, y no debe aprovecharse do él. En el único caso, pues,
en que el poseedor de mala fe puede invocar el derecho del descubridor,
es cuando encontró 01 tesoro por cnsualidad. .
El presento artículo se refiero al simple tenedor ó al terrero extraño
; pero puede aplicarse á los quo creyéndose dueños del terreno
dejan do serlo por la reivindicación. El propietario vencido entrega la
cosa tal como se encuontru, haciendo suyos los frutos percibidos: pero
como el toso ro no es un fruto, ni forma parte do la cosa misma, porque
es extraña á la naturaleza do ella; debe devolver lo recibido como poseedor
do buena fe; poro conserva la mitad como extraño,