código civil

DE LA POSESIÓN (ARTS. 239G, 2397, 2398) 299
que adquirió la posesión, no salea la mala fe del representado
(art. 2397,1(\ parte), que continúa poseyendo la cosa como si él
mismo la hubiera tomado, ni la mala fe del representante exclso]«
la buena fe del representado (art. 2397, 2:\ parte), lo que ha hecho
pensar á algunos autores que el ánimo del representante no
debe tomarse en cuenta, confundiendo la buena ó mala fe con la
voluntad que debe existir en el que toma la posesión.
Cuando un tercero, obrando sin poder, ejecuta un acto á nombre
de otro, no puede obligarlo sino en la medida del provecho obtenido;
pero como la ratificación equivale al mandato, resultará
que una vez ejecutado el acto, si es aprobado por el dueño del negocio,
será como si lo hubiera encomendado; este principio se
aplica igualmente á la posesión, por eso dice el arto 2398: la
(Art. 2397.) No se debe confundir, como hacen algunos, la intención
del mandatario que influye decididamente en algunos casos para la
adquisición de la posesión, con la buena ó mala fe que jamás se toma en
cuenta, y que sirve para la usucapión. Así, cuando el mandante sabiendo
que la cosa es ajena ha ordenado que se la tome en su nombre, la buena fe
del mandatario que la adquirió, creyéndola del mandante, no cambiará la
causa de la posesión, y ésta continuará siendo de mala fe; por el contrario,
si el mandante se creyó con razón dueño de la cosa y ordenó
tomarla, aunque el mandatario supiera que pertenecía á otro, su mala fe
no perjudicará al adquirente y podrá prescribirla, si tiene título. La ley
8, tít. 3, lib. 41, Dig., establece que la prescripción se puede adquirir aun
ignorándolo aquel á quien aprovecha, 'l'!'! 110(' ;,'l/lol"ll/llr,'; tlornin] It,';/I{'((­
piuut. «Así, dice Molitor, n" 44, en este caso la buena ó mala fe del representante
no se toma en cuenta, todo se regla según la opinión del representado,
y es en su persona que la buena ó mala fe debe existir pnra que
la usucapión pueda tener lugar,» citando en su apoyo la 1. 2, § 11, tít. 4,
lib. 41, Dig.
(Art. 2398.) Para tomar la posesión por intermedio de un tercero
es necesario tener la intención de poseer, á diferencia de cuando se
trata de la mera aprehensión. La regla del derecho romano: iqnomntibit,';
IW,';,';(',';,';;o non adquiritur, tiene aquí su completa aplicación; por eso
cuando una tercera persona, obrando por nosotros sin poder, adquiere la
posesión de una cosa, nosotros no la adquirimos, siuo después de haber
ratificado lo hecho en nuestro nombre. La palabra ignorancia tiene dos
sentidos: uno, cuando se ignora lo que el tercero ha hecho en nuestro