código civil

DEL DOMINIO DE LAS COSAS 583
los daños y perjuicios ocasionados, sal vo la acción criminal que
pudiera corresponder al propietario. El principio es que no se
piedad; pero esto mismo induce á creer que la ley no ha podido proteger
la mala fe, y que el artículo comprende también los casos de buena
fe, cuando las cosas son robadas ó perdidas. ¿Por qué concedería al poseedor
de mala fe un privilegio que le ha negado en la transformación?
Lo único que se puede pedir es que el dueño de la cosa principal no se
aproveche de la mala fe para enriquecerse á costa de otro. Cuando el que
empleó la cosa de buena fe, que pudiera separarse, fuera dueño de la
accesoria, tendrá derecho á que se le pague su valor. Si fuera un tercero
de mala fe el que hizo la adjunción y las cosas no pudieran separarse,
estará obligado á pagar á los propietarios los daños y perjuicios; si por
el contrario lo hubiera hecho de buena fe, siendo las cosas robadas ó
perdidas, y el dueño de la principal no quisiera tomarla, sólo deberá el
valor de las cosas empleadas. Se entiende que la unión debe ser contra
la voluntad del dueño de la cosa.- Comp. Arunr y RAl", § 205. I\IAR­
CADÉ, II, 445, CODo FnAXCÉS, arto 56G. FREITAS, arto 420G. Cón, DE
CHILE, arto 658. GOYEXA, arto 416, 1. 35, tít. 28, Parto 3'\ 1. 1. 2() Y 27,
tít. 1. lib. 41, Dig.-Véanse arts, 2333 á 2335, 25fl8 á 2600.
Xota del ])1'. Velez-Sarsfietd al art, 2ii!J4.-L. 35, Tít. 28, Parto 3", menos
cuando la unión de las dos cosas se ha hecho con diversa materia: por ejemplo,
una mano de oro se ha unido con plomo á una estatua e1f~ oro. :\0 es enronces
un solo cuerpo, pues que una materia extraña separa las cosas unidas.
En tal caso, cada uno retiene su propiedad.-LL. 21) y 2i, Tit. 1, Lib. 41, Díz.
-El Cód. de Chile y el proyecto de Goyena, arto 41(i, exigen expresamente que
la unión se haya hecho de buena fe, :,. lo mismo debe c-reerse de la disposición
del Derecho Romano y de la Ley citada de Partida, pues estos Códigos
hacen perder la materia al que de mala fe la empleó al edificar eh terreno
ajeno. Pero nosotros no exig-imos la buena fe, porque en todo caso el dueño
de una de las cosas no debe enriquecerse con la cosa del otro. Podrá exig-ir
daúos:r perjuicios, y también la acción criminal. si hubiere lugnr. :\[arcadé,
por otra razón, supone que todo lo que se establece en el Código F'rancés es
suponiendo que ha habido mala fe.• Es de necesidad, dice. penetrarse para la
intelfgencia de esta materia (de la accesión relativa á las cosas muebles), que
las reglas de esta sec-ción no se aplican sino cuando la unión, ó transformación
de la cosa ha sido hecha de mala fe, ó sobre cosas perdidas ó robadas.
Cuando las cosas no son ni perdidas ni robarlas, y han sido empleadas de buena
feo, no hay que ocuparse de las reglas de la accesión. Xo hay que indag-ar cuál
cosa S{'ni la priucipal para atribuir á su dueño la propiedad de la cosa accesoria.
Todo está reglado por el artículo del Código que declara que el! estos
casos las dos cosas unidas p'rt('necen al que las pos{'{'. La posesión vale por
el titulo...• A nuestro juicio, las observaciones de )larcmlé son perfectamente
fundadas.