código civil

34 EXPOSICIÓX y COMEXTARIO DEL CÓDIGO CIVIL ARGENTINO
Es necesario distinguir las acciones que el depositario puede
ejercitar contra el propietario, de aquellas que tiene derecho para
deducir contra el exponente que no fuera dueño de la cosa, por
eso dice el arto 2199: la persona que ha recibido en depósito una
(Art. 2199.) El presente artículo es un desenvolvimiento natural
del anterior, y una aplicación lógica del arto 2197. Se trata, por ejemplo,
de una cosa prestada que el cornodatario ha depositado en poder
de una tercera persona, que sabía no era de propiedad del depositante.
¿Cuál es el derecho del depositario respecto del propietario que se la
reclama directamente? Como el propietario no se la ha depositado y el
depositante sabía que la cosa no era del deponente, no ha podido ligarlo
po~' las acciones que nacen del depósito: en ese caso la ley no le concede
acción alguna contra el dueño, y hasta le niega el derecho de retención
por los desembolsos hechos con ocasión del depósito. ¿Por qué
IigarIa al propietario á los resultados de un contrato que no ha celebrado?
Xo se habla de cosas hurtadas ó robadas, aunque pueden estar
comprendidas, ni de castigar la complicidad, porque el mismo efecto
produciría en el depósito hecho con derecho por el poseedor de la cosa;
de lo que 'le trata es de no ligar al propietario al resultado de un contrato,
no celebrado por él, y que no debe impedirle recobrar su cosa.
Tampoco es aplicable sólo al depositario de mala fe, aunque puede estar
comprendido, porque no hay mala fe en entregar en depósito la cosa
que uno posee legítimamente y que pertenece á otro, desde que la ley
autoriza y regla el contrato, obligando al depositario como en los casos
en que hubiera sido propia.
La posición del depositario al recibir la cosa creyendo que era del
depositante, varia por completo en razón de su ignorancia, y le da derecho
para exigir del propietario reclamante los gastos y desembolsos
realizados por el depósito. El conocimiento del depositario de que la
cosa pertenece á otro le priva de ese derecho, no porque tenga mala fe,
que no existe en este caso, -ino porque no ha sido su intención obligar
al propietario, sino al tenedor de la cosa; su derecho contra el propietario
se limita al que tendría el gestor de negocios que la ha administrado
útilmente. Así es como He explica la incongruencia que parece
existir entre este artículo y el 2440, que concede al poseedor de mala fe
el derecho de retención por los gastos necesarios hechos en la cosa y
Nota del Dr.
n? so,
Vetee-Sarsfieltl al arto 21.9R.-Auhry y Rau, § 402.--1'roplong-~