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Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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que si Telstra bajaba sus precios, esto sería un fuerte incentivo

para permanecer con esta empresa, quizás porque una disminución

de precios sólo provocaría que se preguntaran por qué

no lo había hecho antes de tener competencia.

Al darse cuenta de sus dos debilidades en esta área: la

imposibilidad de ofrecer mejores precios debido a su estructura

de mayor costo y observar que sus clientes no valorarían

sus recortes de precios tanto como los de Optus, Telstra adoptó

una estrategia de paridad con la que creó puntos de superioridad

en el precio, elegidos estratégicamente pero muy

limitados, sobre Optus. Es decir, mientras que en promedio

Optus ofrecía precios más bajos, los de Telstra eran más bajos

en ciertas rutas y a ciertas horas del día. Esto implicaba que el

proveedor que ofrecía precios más bajos a un cliente dependía

de sus patrones específicos de llamadas, una situación

más compleja en la que los consumidores tenían menos probabilidades

de dar el paso de cambiar de compañía telefónica

debido al precio.

El éxito de la estrategia de precios de Telstra, apoyada

por una fuerte publicidad, se hizo evidente en los resultados

de las encuestas: al preguntar cuál empresa, si Telstra u Optus,

ofrecía un servicio más barato, muchas personas dijeron

que no sabían o “depende”, y en una evaluación realizada

por la Australian Consumer Association, el editor de la revista

Choice se negó a recomendar a Telstra o a Optus como el

proveedor más barato.

Otra área débil que Telstra necesitaba superar, esta vez

con una estrategia de retraso, se refería a lo que podríamos

llamar “el factor de castigo”. El modelo sugería que las personas

se cambiarían más rápido a Optus si estaban molestos con

Telstra y si deseaban “darle una lección”. Telstra actuó con rapidez

para apaciguar a estas personas, para lo cual impulsó

una campaña publicitaria de televisión que reconocía de forma

implícita las limitaciones de servicio de la empresa, pero

que enfatizaba su promesa de mejorar. Su lema publicitario

decía: “Bueno, mejor, es mejor. Nunca descansaremos hasta que

nuestro bueno sea mejor y nuestro mejor sea el mejor”. Con el

diseño de esta campaña, Telstra apalancó la típica ventaja que

tiene una empresa establecida de dar un puñetazo publicitario.

Seis meses después de que Optus entró al mercado, Telstra

aún tenía 12 veces más participación de mercado que su rival

y pudo costear un esfuerzo publicitario mayor.

Sin embargo, esta estrategia de retraso no habría funcionado

si la empresa no hubiera respaldado su mensaje con un

mejor servicio. El modelo de la respuesta de los clientes indicaba

que cerca del 60 por ciento de ellos pensaba que “la

mayoría de las personas ha tenido un problema de servicio

importante con Telstra” (es interesante notar que sólo el 19

por ciento reportó haber tenido problemas, lo que indicaba

que Telstra, aún cuando había decepcionado a un gran número

de clientes, era más eficiente al proporcionar el servicio que

al comunicar sus estadísticas a los clientes). Como consecuencia,

Telstra realizó un esfuerzo de alto perfil para actualizar y

anunciar sus actividades de servicio, especialmente en el área

de facturación, un blanco importante de las críticas, con el fin

de mejorar las experiencias y percepciones de los clientes.

Asimismo, consideró rechazar una estrategia de inercia.

Los datos de los clientes sugerían que sus percepciones de

confiabilidad eran un motivador importante del porcentaje

de pérdida de participación: “Puede ser riesgoso utilizar

Optus”, fue uno de los factores de mayor peso en las decisiones

de las personas para cambiar con rapidez al nuevo proveedor.

Telstra se preguntó si podría apalancar esta aversión

al riesgo, así como su larga reputación como empresa confiable

para disminuir el número de clientes desertores. Sin embargo,

la investigación de mercado también demostró que los

clientes pensaban que podían regresar fácilmente con Telstra

si Optus no cumplía su promesa, de manera que Telstra decidió

no hacer ningún movimiento de marketing con base en

las decepciones de confiabilidad de los clientes.

Una estrategia de inercia que utilizó la empresa está disponible,

en cierta forma, para muchas empresas establecidas.

Con base en las percepciones positivas que los consumidores

tenían de Telstra como una compañía nacional, ésta recurrió a

sus raíces australianas (en el texto de sus anuncios, comunicados

de prensa y apoyos al producto) y, por lo tanto, al origen

extranjero de Optus y a su recién llegada al mercado australiano.

Esto, en combinación con la relación que los clientes tenían

con Telstra, provocó un sentimiento nostálgico de “más

vale malo por conocido que bueno por conocer”, que influyó

en las decisiones de los consumidores.

DECIDIR POR QUIÉN PELEAR

Después de analizar las estrategias de marketing que puede

adoptar y las armas que puede emplear para defender su participación,

necesita observar a sus clientes más de cerca. Los

clientes individuales diferirán tanto en las posibilidades de

irse con un rival como en las razones para hacerlo. Además,

evidentemente le dolerá más perder a unos clientes que a

otros.

Por lo tanto, es necesario que segmente a sus clientes con

base en dos variables: el valor que tienen para usted y su vulnerabilidad

para ser conquistados por la nueva empresa (vea

el cuadro “Valor y vulnerabilidad”). Usted puede identificar a

los clientes que tienen mayor riesgo de desertar o que son más

vulnerables, utilizando el modelo de respuesta. Puede identificar

a quiénes preferiría conservar o a los más valiosos evaluando

el efecto directo e indirecto que tienen en la rentabilidad

de su empresa. En el caso de Telstra, esto incluyó, por ejemplo,

el grado en que los clientes utilizaban la red durante las horas

no pico, cuando había plena capacidad del sistema. Las empresas

amenazadas tienen la ventaja de saber cuáles clientes

desean conservar debido a los datos existentes, en el caso de

Telstra, los patrones de llamadas de sus clientes actuales. (Sin

embargo, al mismo tiempo Telstra no podía alejarse fácilmente

del mercado masivo. A diferencia de Optus, no podía seleccionar

únicamente a los clientes más rentables, es decir, a los

que había identificado como los más valiosos).

Entonces, ¿qué desafíos enfrenta usted en cada uno de

estos segmentos de clientes? En el caso de los que son vulnerables

pero no valiosos, ninguno: de hecho, usted esperaría

que contrataran los servicios de la nueva empresa. En el caso

de los clientes que no son vulnerables ni valiosos, trataría hacerlos

más valiosos reduciendo el costo de proporcionarles el

La mejor práctica: el marketing defensivo 227

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