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Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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A toda empresa le toca su porción de clientes difíciles, aunque las opiniones sobre este tema

parecen estar polarizadas alrededor de dos puntos de vista opuestos de la situación. Una es la negación:

“El cliente es el rey y no se equivoca”. La otra perspectiva considera que el mercado de

clientes está sobrepoblado de individuos desagradables, en los que no podemos confiar para que

se comporten de la forma esperada por los proveedores de servicios que se respetan a sí mismos. El

primer punto de vista ha recibido una amplia publicidad en libros de administración demasiado

optimistas y en presentaciones motivacionales diseñadas para cautivar a grupos de empleados. Sin

embargo, con frecuencia la segunda perspectiva domina entre los gerentes y empleados insolentes

que han experimentado en algún momento la mala conducta de los clientes. Como sucede con muchas

perspectivas opuestas en la vida, ambos puntos de vista tienen elementos importantes de verdad.

Sin embargo, ninguna empresa que se respete a sí misma desea una relación continua con un

cliente abusivo.

Seis tipos de clientes difíciles

Los clientes difíciles son indeseables. En el peor de los casos, una empresa necesita controlar o prevenir

su conducta abusiva. En el mejor de los casos, le gustaría evitar atraerlos desde un principio. El primer

paso para resolverlo es definir el problema, de modo que comencemos considerando los distintos

segmentos de clientes difíciles que atacan a los proveedores de buenos y malos servicios. Hemos

identificado seis categorías generales y les hemos asignado nombres genéricos, aunque muchos equipos

de personal de contacto con el cliente han inventado sus propios términos especiales. Cuando

analice estas categorías, probablemente se sentirá tentado a añadir las suyas propias.

El ladrón

El cliente ladrón no tiene intenciones de pagar y se propone robar bienes y servicios (o pagar menos

cambiando las etiquetas de precios o protestando por las cuentas sin tener un motivo sólido). El

robo es uno de los grandes problemas de las tiendas al detalle. Se estima que lo que los detallistas

llaman de forma eufemística “merma”, les representa enormes cantidades de dinero en ganancias

anuales. Muchos servicios se prestan a esquemas inteligentes para evitar el pago. Algunas personas

con habilidades técnicas a veces pueden alterar los medidores de electricidad, acceder a las

líneas telefónicas sin pagar o traspasar las líneas de televisión por cable. Otros engaños populares

incluyen viajar gratis en transportes públicos, entrar a las salas de cine o cenar en restaurantes sin

pagar. Además, no debemos olvidar el uso de formas de pago fraudulentas, como las tarjetas de

crédito robadas o los cheques de cuentas sin fondos. El primer paso para evitar el robo, atrapar a

los ladrones y perseguirlos, consiste en descubrir la manera en que la gente roba un servicio. Sin

embargo, es necesario que los gerentes eviten alienar a los clientes honestos degradando sus experiencias

de servicio. También se deben tomar en cuenta a los clientes honestos, pero distraídos, que

olvidan pagar.

El que viola las reglas

Así como las calles necesitan reglamentos (incluyendo “no cruzar en lugares prohibidos”), muchos

negocios de servicios necesitan establecer reglas de comportamiento para empleados y clientes,

que los guíen de manera segura a través de los pasos del encuentro de servicio. Algunas de estas

reglas son impuestas por agencias gubernamentales por razones de salud y seguridad. El letrero

que aparece en muchos restaurantes, que dice: “Sin camisa y sin zapatos no hay servicio”, es un

ejemplo de una regla relacionada con la salud. Los viajes aéreos son uno de los mejores ejemplos de

la aplicación de normas de seguridad, existen pocos ambientes, además de las prisiones, donde los

clientes adultos saludables y mentalmente capaces tengan tantas limitaciones (aunque por buenas

razones).

Además de cumplir con los reglamentos gubernamentales, los proveedores a menudo imponen

sus propias reglas para tener operaciones sin dificultades, evitar que los clientes hagan demandas

poco razonables a los empleados, prevenir el mal uso de productos e instalaciones, protegerse legalmente

y desalentar la mala conducta de los clientes. Los centros para esquiar, por ejemplo, se han

vuelto más exigentes con los esquiadores descuidados que se ponen en riesgo a sí mismos y a los

demás; las colisiones pueden causar daños graves o incluso la muerte. Así pues, los miembros de la

Capítulo 8 Diseño y administración de los procesos de servicio 251

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