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Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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Hace varios años, eBay Inc., de San José, California, empezó

a enviar correos electrónicos a sus usuarios sugiriendo un

precio de reventa para los artículos que acababan de adquirir.

Según Michael Dearing, vicepresidente y gerente general de mercancía

de eBay, hubo una gran respuesta por parte de personas

que deseaban revender teléfonos celulares, iPods, computadoras

personales y equipo deportivo. “El tiempo durante el cual

(esos artículos) son considerados buenos, atractivos y de vanguardia

cada vez se vuelve más corto”, comentó Dearing. Para

animar a estos nuevos arrendadores virtuales, eBay ha empezado

a utilizar la frase “cómprelo, disfrútelo y véndalo”.

David Wasmund, gerente en Sterling Heights, Michigan,

recientemente vendió un iPod en eBay para comprar otro modelo

más nuevo. Utilizó la misma táctica para revender teléfonos

celulares y dice que, si se deshace del producto antes de

un año, el precio de reventa generalmente está entre un 25 y

30 por ciento más bajo de lo que pagó. “Incluso sé que si compro

algo que no me gusta, puedo arrepentirme y ponerlo en

venta” en eBay.

Matt Morgan ha dejado de comprar música. Él trabaja

como reclutador en San Francisco, y renta música a través del

servicio Rhapsody de RealNetwork por $10 al mes, lo que le

permite tener un acceso ilimitado a más de un millón de canciones.

El gancho consiste en que si deja de pagar no podrá

escuchar la música. El señor Morgan dice que “no puede recordar

la última vez que fue a una tienda a comprar un CD”.

Nicole Mazzola Ferrer, que trabaja como gerente de proyectos

para una empresa de tecnología en Kirkland, Washington,

paga $50 al mes por rentar bolsas de mano a un servicio

de Internet llamado Bag Borrow or Steal. Ella alquila, una

por una, bolsas que cuestan hasta $500 en las tiendas. La señora

Mazzola Ferrer utiliza la bolsa desde unos cuantos días

hasta un mes antes de devolverla por correo a cambio de otra

bolsa cuando aquella deja de ser novedosa o surge una ocasión

especial.

Hay un problema: algunas mujeres podrían rehusarse a

rentar bolsas usadas. Adam Dell, capitalista de una empresa

de Nueva York, quien invirtió en Big Bag Borrow or Steal, dice

que todas las bolsas de la empresa se entregan en excelentes

condiciones, después de inspeccionarlas y limpiarlas. Dell

compara el proceso con los programas certificados de vehículos

con dueños anteriores.

A la señora Mazzola Ferrer no le importa traer una bolsa

usada, pues calcula que antes gastaba más de $100 al mes en

la compra de bolsas de las que se “aburría” con rapidez. Al

rentarlas puede lucir bolsas más bonitas de las que podía pagar.

Además, “mi esposo aprecia que la mitad del armario no

esté llena de bolsas de mano”, asegura.

En un mundo vertiginoso, una forma de mantenerse actualizado 65

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