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Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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Desarrollo

Las actividades de desarrollo incluían un fondo anual para

recibir regalos sin restricción y campañas de capital para financiar

proyectos específicos. A todos los miembros se les

invitaba a contribuir a la solicitud anual; a la mayoría se les contactaba

por correo, aunque a los principales donadores se le

solicitaba personalmente. Las campañas de capital se realizaron

durante varios años y generalmente implicaban una

intensiva planeación anticipada y la solicitud temprana de regalos

importantes. Varias campañas estaban en progreso

en ese momento: 4 millones para nuevas instalaciones en el

santuario Wellfleet; 2 millones para nueva tecnología de información;

6 millones para Drumlin Farm y 2 millones para

Wildwood, el nuevo campamento residencial de verano.

Nora Frank, directora de desarrollo, se había unido a

Mass Audubon como gerente de regalos importantes después

de trabajar en las misiones, desarrollo y marketing para una

escuela presidencial. Ella creía firmemente en la necesidad de

mantener a los donadores y a los miembros involucrados e informados:

Una manera de involucrar a la gente es permitiendo que

sepan lo que estamos haciendo en qué se está usando su

dinero. En este momento no contamos con ningún vehículo

común, además de la petición, que les indique lo

que estamos haciendo con su dinero, se les agradece por

marcar una diferencia y se les indica la manera de involucrarse

más. El dinero llega cada vez que utilizamos

Sanctuary para destacar una necesidad específica, incluso

cuando no lo pedimos de manera explícita. La gente

quiere participar, pero no les hemos permitido saber qué

es lo que está sucediendo.

Membresías

Jan O’Neil había llegado a Mass Audubon 18 meses antes como

director de membresías. “Trabajar en Mass Audubon fue

una gran oportunidad para pasar de tratar con muchas organizaciones

diferentes a enfocarme en una de la que he sido

miembro casi toda mi vida”, señaló O’Neil. Su experiencia

previa incluía 12 años con el New Boston Group, una empresa

de telemarketing que recaudaba fondos para organizaciones

sin fines de lucro, muchas de ellas ubicadas en el área ambiental.

Luego pasó dos años trabajando para Target Analysis

Group, empresa que realizaba estudios analíticos detallados

para clientes sin fines de lucro.

O’Neil defendía firmemente el uso de datos confiables

como base para planear y evaluar estrategias de membresías

y recaudación de fondos. Mientras examinaba el programa

de membresías de Mass Audubon, descubrió que no había información

suficiente en la base de datos para crear perfiles

detallados de las membresías. La falta de datos comparables y

confiables significaba que era difícil documentar lo que estaba

ocurriendo. Una de sus primeras tareas consistió en descubrir

formas de validar las estrategias de membresía que

funcionaban y las que no servían, en lugar de continuar las

prácticas pasadas o basadas en conjeturas. Ella comentó con

una sonrisa que en su empleo anterior usaban una expresión:

“El plural de anécdota no es datos”.

Como parte de la iniciativa tecnológica de 2 millones de

dólares, se habían invertido alrededor de $400,000 en un nuevo

software para membresías y desarrollo, junto con las instalaciones

y capacitación respectivas. El nuevo software tendría

una gran capacidad de almacenamiento de datos y funciones

para realizar informes, lo que incrementaría de manera importante

la capacidad del departamento de membresías, para

describir y hacer un seguimiento de los miembros.

Entre 1997 y 1999, las membresías de familias habían

aumentado de 54,400 a 67,400, estimuladas por la campaña de

34 millones de recaudación de fondos del centenario, la cual incluyó

una campaña publicitaria de $400,000 en radio, vallas publicitarias

y prensa. No obstante, desde entonces había disminuido

hasta alrededor de 65,000 membresías familiares. Al igual

que muchas empresas sin fines de lucro, MAS experimentó deserciones,

con aproximadamente un 20 por ciento de cambios

cada año. Aunque este porcentaje era menor al de la mayoría

de las organizaciones, había la continua necesidad de reclutar

nuevos miembros. Aun cuando la membresía familiar regular

costaba $47 ($37 para individuos), los nuevos miembros podían

afiliarse por sólo $25. El 45 por ciento de los miembros

nuevos se reclutaban en los santuarios y el 42 por ciento a través

de peticiones por correo directo. El resto de las membresías era

el resultado de visitas al sitio web de Mass Audubon, de recomendaciones

de boca en boca o de otro tipo de encuentros.

Los costos de admisión a los santuarios para los individuos

que no eran miembros iban de $3 por los adultos y

$2 por los niños, hasta $6 y $4 en Drumlin Farm. Como parte

de su argumento de ventas, el personal de admisiones estaba

capacitado para señalar los ahorros relacionados con la afiliación

inmediata y el hecho de hacer futuras visitas el siguiente

año sin costo. Esta estrategia había demostrado ser especialmente

atractiva para las familias.

La petición por correo directo incluía la compra de listas de

correo a empresas de servicios de información o intercambios

de listas de membresía con otras organizaciones sin fines de lucro.

Cada año se enviaban alrededor de 500,000-700,000 cartas,

con un costo promedio de $0.39 por cada una, y generalmente

producían una tasa de respuestas del 1 por ciento. Un correo reciente

se había enviado en un sobre de colores que incluía el lema

“Próximamente en un vecindario cerca de usted”, y una fotografía

de un pájaro parado en un letrero de “se vende” en un

campo abierto. La carta incluía el encabezado “¡Massachusetts

está desapareciendo!” Y advertía que cada día el estado perdía

44 acres (.17 km 2 ) de tierra por la urbanización. Después describía

los esfuerzos de conservación, educación y defensa de

Mass Audubon y promovía los beneficios de la membresía. Los

nuevos miembros recibían un paquete de materiales de bienvenida.

La unidad le costaba a Mass alrededor de $3.25, y era

exclusiva entre los premios que se ofrecían como incentivos.

O’Neil señaló que sólo el 55 por ciento de los miembros

del primer año renovaban sus membresías, pero esta cifra era

más alta que en organizaciones nacionales similares, donde

las tasas de renovación eran de sólo 30-35 por ciento. Los

costos anuales estimados de impresión y correo para las renovaciones

eran de $195,000. Aunque algunos miembros permanecían

leales durante toda su vida, un miembro del consejo

con experiencia en marketing estimó que la duración promedio

de la relación con una membresía renovada después del

608 Audubon Society de Massachusetts

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