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Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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marcado para tener repercusiones”. Joe Hopkins, vocero de

United, afirma que este tipo de notas les da a los agentes una

imagen más completa de los pasajeros. “No siempre se trata

de información negativa”, dice Hopkins, y añade que la práctica

es común en toda esa industria.

Las personas que no alcanzan el nivel más alto no tienen

idea de los beneficios que obtienen quienes gastan mucho.

American Express Co. tiene el nuevo servicio Centurion, que les

promete a sus clientes conseguir cualquier cosa, de cualquier

parte del mundo. Al programa, que cuesta $1,000 anuales, sólo

se tiene acceso por medio de una invitación. “Vemos mucha

gente que valora el servicio más que el precio”, afirma Alfred

F. Kelly Jr., presidente del grupo AmEx para servicios a consumidores

y pequeños negocios. Dean Burri, un ejecutivo de seguros

de Rock Hill (S.C.), descubrió cómo vive la otra mitad

cuando se sumó a sus filas. Una vez que se convirtió en cliente

de platino de Starwood Hotels, parecía que no había nada que

el operador del hotel no hiciera por él. Cuando el hotel Four

Points de Lubbock, Texas, estaba completamente lleno debido a

un curso de orientación para los estudiantes de primer año del

Texas Tech en agosto, rechazó a un huésped de jerarquía menor

para conseguirle a Burri una habitación en el último minuto.

Starwood asegura que eso es parte de la política platino y precisa

que los clientes rechazados se colocan en otro lado y se les

compensa por las molestias. Según Burri, con el estatus adecuado

“obtienes un trato completamente diferente”.

Las distinciones entre los niveles de los clientes se están

volviendo aún más finas. Continental Airlines Inc. ha empezado

a introducir un Sistema de Información al Cliente, donde

cada uno de esos 43,000 agentes de acceso, reservación y

servicio conocerá de manera inmediata la historia y el valor

de cada usuario. Un programa llamado “inteligente” no sólo

separa los datos de acuerdo con el estatus, sino que también

sugiere soluciones y privilegios, desde cupones automáticos

por retrasos en el servicio hasta servicios mejorados, lo que

le proporciona a la compañía una mayor consistencia en el

comportamiento del personal y en la prestación del servicio.

La tecnología incluso permitirá que el personal de Continental

observe detalles acerca de las preferencias de los mejores

clientes, para que la aerolínea les ofrezca servicios adicionales.

Como señala el vicepresidente Reitz: “Incluso sabemos si

se colocan su antifaz y se duermen”. Este tipo de jerarquización

es redituable. Gracias a su énfasis en los clientes de alto

nivel, ahora alrededor del 47 por ciento de los consumidores

de Continental pagan costos más altos y tarifas sin restricciones

un 38 por ciento más elevadas que en 1995.

En otros campos la selectividad es más sutil. En el All

First Bank de Baltimore, sólo aquellos calificados como mejores

clientes tienen la opción de elegir un icono de Internet que

los conduce a un agente de servicio en vivo para una conversación

telefónica. El resto nunca lo ve. Al mismo tiempo, First

Union codifica a sus clientes de tarjetas de crédito con pequeños

cuadros de colores que destellan cuando los representantes de

servicios activan una cuenta en la pantalla de su computadora.

El verde significa que es un cliente redituable y que se le

deben conceder dispensas o darle un tratamiento de guante

blanco. Los rojos son los perdedores, que casi no tienen poder

de negociación, y los amarillos representan una categoría discrecional

que se encuentra entre las otras dos. “La información

ayuda a nuestro personal a tomar decisiones sobre tarifas

y tasas”, explica Mary Eshet, vocera de First Union.

Los bancos se sienten especialmente motivados a seguir

este tipo de pasos porque tienen una de las brechas más

amplias en la redituabilidad. Market Line Associates, una

empresa de consultoría financiera de Atlanta, estima que el

20 por ciento de los mejores clientes de un banco comercial típico

genera hasta seis veces el monto de su costo en utilidades,

mientras que la quinta parte más baja cuesta de tres a cuatro

veces más de lo que le reditúa a una empresa. Gartner Group

Inc. descubrió recientemente que, entre los bancos con depósitos

de más de 4 mil millones de dólares, el 68 por ciento está

segmentando a sus clientes de acuerdo con las utilidades que

generan, mientras muchos otros ya planean hacerlo.

Sin embargo, la jerarquización representa algunas desventajas

para los mercadólogos. Por un lado, la mayoría de los

programas no logra medir el valor potencial de un cliente. La

mayor parte de las empresas sólo pueden medir transacciones

previas y para otras resulta difícil combinar información de diferentes

unidades de negocios. El problema, desde luego, es

que lo que una persona gasta hoy, no siempre es un buen pronóstico

de lo que gastará mañana. Las situaciones de la vida y

los hábitos de gastos pueden cambiar. En algunos casos, la baja

actividad puede ser el resultado directo de la insatisfacción

del cliente con las ofertas actuales. “Debemos tener cuidado de

no hacer juicios con base en la forma en que una persona interactúa

con nosotros”, advierte Steven P. Young, vicepresidente

del cuidado del cliente internacional en el grupo de productos

de consumo Compaq-Computer Corp. “Es posible que no

refleje sus intenciones o comportamiento futuro”.

¿PAGAR POR NO ESPERAR?

En la actualidad, las compañías innovadoras están luchando

por utilizar su mina de información para elevar a los clientes

en la cadena del valor, en lugar de permitir que se vayan. Capital

One Financial Corp. de Fall Church, Virginia, es un reconocido

maestro de la jerarquización, que ofrece más de 6,000

tarjetas de crédito y hasta 20,000 permutas de otros productos,

que van desde tarjetas telefónicas hasta seguros. Ese rango

permite que la empresa contacte a los clientes con alguien

que tiene la experiencia apropiada. “Consideramos cada contacto

como la oportunidad de convertir a un cliente no redituable

en uno redituable o convertir a un cliente redituable en

uno más redituable”, afirma Marge Connelly, vicepresidente

senior de operaciones de tarjetas domésticas.

Por lo tanto, en el futuro la separación del servicio podría

volverse mucho más transparente. El intercambio entre

el precio y el servicio podría ser explícito y los clientes serán

capaces de elegir en qué punto de ese continuo desean estar.

En esencia, el servicio al cliente se convertirá en otro producto

en venta. Walker Digital, el laboratorio de investigación dirigido

por el fundador de priceline.com, Jay S. Walker, ha

patentado una “fila (de llamadas telefónicas) basada en el valor”,

que permite a las compañías darles prioridad de acuerdo

con lo que cada persona paga. Tal como lo plantea Vikas

476 Parte IV Implementación de estrategias de servicio redituables

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