19.05.2020 Views

Marketing de Servicios 6ta Ed, Christopher Lovelock

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PERSPECTIVA

Las oportunidades para aumentar la venta de automóviles

nuevos no parecían prometedoras, debido a la disminución

de la confianza de los clientes y al reciente cierre de varias

plantas locales, lo que afectaría a la economía local. No obstante,

los incentivos promocionales habían reducido el inventario

a niveles manejables. Después de hablar con Larry

Winters, gerente de ventas de Auto World, Sullivan-Diaz

concluyó que podría disminuir los costos al no reemplazar al

representante de ventas que había renunciado, al mantener

el inventario en un nivel reducido y al tratar de hacer un uso

más eficiente de la publicidad y la promoción. Aunque Winters

no tenía la personalidad exuberante de Walter, había sido

el mejor representante de ventas de Auto World antes de su

ascenso, y había demostrado tener grandes capacidades gerenciales

en su puesto actual.

Al revisar las cifras del departamento de servicio, Sullivan-Diaz

se preguntó qué potencial existiría para incrementar

su volumen de ventas y margen bruto. Su padre nunca

había estado muy interesado en el negocio de las refacciones

y del servicio, pues lo consideraba simplemente como

un complemento necesario. Alguna vez él había dicho que

“los clientes siempre se ven muy tristes allá atrás. Pero en el

mostrador todo mundo se siente feliz cuando alguien compra

un automóvil nuevo”. El edificio de servicios no era

muy visible desde la calle principal, porque quedaba oculto

detrás de la sala de exhibiciones. A pesar de que el edificio tenía

una apariencia vieja y grasienta, el equipo era moderno

y siempre tenía un buen mantenimiento. Había suficiente

capacidad para manejar más trabajo de reparación, pero un

mayor volumen exigiría la contratación de uno o más mecánicos

adicionales.

Los clientes debían llevar los automóviles para servicio

antes de las 8:30 AM. Después de estacionar sus vehículos,

entraban al edificio de servicio por una puerta lateral y esperaban

su turno para hablar con los empleados que tomaban

la orden de trabajo, quienes se encontraban en una habitación

estrecha, con la pintura deteriorada y una ventana interior

con vista a las estaciones de servicio. Los usuarios permanecían

parados mientras se preparaban sus órdenes de

trabajo. El sonido de los teléfonos a menudo interrumpía el

proceso. La pared del fondo estaba llena de archiveros que

contenían los registros de los clientes y otros documentos.

Si el trabajo era de tipo rutinario, como un cambio de

aceite o una afinación, el cliente recibía un presupuesto de inmediato.

En el caso de trabajos más complejos se les llamaba

por teléfono más tarde, después de que el automóvil había sido

examinado. Los clientes debían recoger sus vehículos a las

6:00 PM el día que se completaba su servicio. En varias ocasiones

Carol le insistió a su padre que computarizara el proceso

de las órdenes de trabajo, pero él nunca hizo caso y todas

las órdenes se escribían a mano en largas hojas amarillas con

copias al carbón.

El gerente de servicio, Rick Obert, que tenía poco menos

de 50 años, ocupaba ese puesto desde que Auto World abrió

sus puertas en ese local. La familia Sullivan lo consideraba

técnicamente hábil y manejaba a los mecánicos de manera

efectiva. Sin embargo, su trato con los clientes podía ser brusco

y cuestionable.

RESULTADOS DE LA ENCUESTA

DE CLIENTES

Otro conjunto de datos que Sullivan-Diaz había estudiado con

detenimiento eran los resultados de las encuestas de satisfacción

del cliente que una empresa de investigación, contratada por

Ford Motor Company, enviaba mensualmente a la concesionaria.

A los compradores de los automóviles Ford nuevos se les

enviaba un cuestionario por correo 30 días después de la adquisición

y se les pedía que utilizaran una escala de cinco puntos

para calificar su satisfacción con respecto al departamento

de ventas de la concesionaria, la preparación del vehículo y las

características del propio automóvil. El cuestionario preguntaba

qué tan probable era que el comprador recomendara al concesionario,

al vendedor y al fabricante a otras personas. También

se preguntaba si los clientes habían sido presentados con algún

miembro del departamento de servicio y si habían recibido

explicaciones sobre qué hacer si sus automóviles necesitaban

asistencia. Por último, se incluían algunas preguntas de clasificación

relacionadas con los datos demográficos de los

clientes.

Nueve meses después de la compra, se enviaba una segunda

encuesta. Este cuestionario hacía preguntas acerca de la

satisfacción con el vehículo y después preguntaba si los clientes

habían llevado su automóvil con el concesionario para recibir

un servicio de cualquier tipo. En caso afirmativo, se les pedía

que calificaran al departamento de servicio en 14 atributos diferentes,

que iban desde las actitudes del personal hasta la calidad

del trabajo realizado, y después que determinaran su

nivel de satisfacción general con el servicio del concesionario.

También se les preguntaba si pensaban regresar en el futuro

para otro servicio de mantenimiento, para reparaciones

mecánicas y eléctricas menores y mayores o para trabajos en el

exterior del automóvil. Las opciones para recibir servicio incluían

a la agencia vendedora, otra agencia Ford, “algún otro

lugar” o “lo hago yo mismo”. Por último, se hacían preguntas

acerca de la satisfacción general con el departamento de ventas

y con la concesionaria, así como sobre la probabilidad de

que adquirieran otro producto de Ford Motor Company y si lo

comprarían al mismo concesionario.

Las agencias recibían informes mensuales con resúmenes

de las calificaciones otorgadas por los clientes a su concesionaria

el mes previo y varios meses anteriores. Para comparar con

el desempeño de otros concesionarios Ford, los informes también

incluían calificaciones promedio regionales y nacionales.

Después del análisis, los cuestionarios eran devueltos al concesionario;

puesto que éstos incluían el nombre de cada cliente,

una agencia podía saber cuáles estaban satisfechos y cuáles no.

En la encuesta realizada a los compradores 30 días después,

Auto World tenía calificaciones por arriba del promedio

en la mayoría de las dimensiones. Uno de los hallazgos que desconcertó

a Carol fue que casi el 90 por ciento de los encuestados

respondió “sí” a la pregunta de si algún empleado de Auto

World había explicado qué hacer en caso de necesitar servicio,

Sullivan Ford Auto World 547

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