miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

presupuestos diferentes; segundo porque era actitud muy difundida entre los
artistas contemporáneos europeos y, especialmente, españoles interpretar los
episodios bíblicos como metáforas y desde allí volver a elaborar nuevas
creaciones artísticas, como acabamos de ver; tercero porque no es suficiente
apoyarse, como hace Cózar Castañar, ni en la educación recibida en un colegio
católico, ni al hecho de que el símbolo despierte en él un sentimiento religioso que
llega a ser verdad 167 como para aludir a una supuesta actitud de modernista
religioso.
Azorín
Si las figuras de Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y Rubén Darío ofrecen, como
acabamos de ver, pocos recursos para adelantar la idea de una supuesta relación
entre los miembros de la Generación del '98 o de la corriente del modernismo
literario y el modernismo religioso, aún menos vienen de los demás.
La supuesta semejanza entre Loisy y el primer Azorín se reduce, en el texto de
Cózar Castañar, a una predilección por publicar sus libros con cubiertas de colores
vivos 168 o a un par de citas en La voluntad de textos teológicos no
convencionalmente usados en los seminarios que demostrarían un método análogo
de enjuiciar la teología tradicional al del exegeta francés 169 . Por lo demás, cabe
decir que la disidencia del joven Azorín hacia el catolicismo ortodoxo – común a
toda su Generación –, la falta de reverencia hacia el nombre de Dios 170 – actitud
ajena al movimiento –, un velado agnosticismo, una breve alusión a un “Cristo
amarillento, dolorido” 171 y las esporádicas referencias a las Sagradas Escrituras –
siempre anecdóticas y superficiales 172 – son elementos que jamás pueden
considerarse índice de unas “coincidencias que nos cerciorarán en nuestro
convencimiento de que el Modernismo teológico está presente en este momento
167 Cfr. Cózar Castañar, cit., p. 139 y p. 160.
168 Ibidem, pp. 161-162.
169 Ibidem, pp. 169-172.
170 Ibidem, p. 166.
171 Ibidem, p. 173.
172 Ibidem, p. 165.
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