miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

El mismo concepto, aunque expresado con palabras diferentes, aparece
también en sus primeras novelas Paz en la guerra y Nuevo mundo, las dos
autobiográficas. En la primera, cuando el protagonista Pachico Zabalbide, el alter
ego de Unamuno, se marcha con su tío a la costa cantábrica para refugiarse de la
guerra y gozar de una paz espiritual que le alejará del intelectualismo dominante,
se lee:
“En el seno tranquilo de esta paz interior pensaba Pachico con su ser todo, no sólo con su
inteligencia, sintiendo la honda vida de la fe verdadera, de la fe en la fe misma, penetrado de la
solemne seriedad de la vida, ansioso de verdad y no de razón” 278 .
Por lo que concierne la segunda, el protagonista, Eugenio Rodero, después de
una etapa de ateísmo intelectualista, vuelve a la más auténtica fe:
“Vio entonces claro que al rejuvencer en su alma los suaves sentimientos de su religión infantil
había acabado de matar los viejos dogmas, de cuyas cenizas surgía vigorosa la fe, la santa fe, fe en
la fe, la que crea lo que no vemos, la que hace el dogma, lo aviva, lo transforma, lo mata y lo
resucita, la fe en la fe misma” 279 .
Sin embargo, al deshojar la obra de Unamuno se tiene la sensación de que su
rechazo del dogma, diferente de aquel planteamiento modernista exquisitamente
teológico, no se limitó al ámbito religioso, sino que entendía como dogmática
cualquier tipo de imposición de ideas bien de naturaleza religiosa, bien política o
cultural. Con lo cual, es posible localizar su hostilidad a las leyes que tienen la
presunción de querer regular el mundo moderno ya en su juvenil colaboración en
La Lucha de Clases, cuando en el artículo «¡Fuera credos!» proclama su aversión
hacia cualquier dogma político 280 .
Otra dogmática que atrae sus ataques es, sin duda, la que está vinculada a la
erudición escolástica, a la pedantería académica, a la retórica de sus representantes
que, al igual que la clase clerical, quieren establecer de una vez por todas la
distinción entre el bien y el mal. En la Vida de Don Quijote y Sancho, por
ejemplo, Unamuno critica ásperamente todas las convenciones dogmáticas de la
poética intelectualista, según la cual el arte no sería más que obrar conforme a
278 PG, OCV, II, p. 359.
279 Nuevo mundo, cit., p. 57.
280 «¡Fuera credos!», 1897, OCE, IX, pp. 733-734.
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