miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“l'essenza è il nulla” 21 dirá.
Por su parte Unamuno, que tampoco resolverá la lucha entre componentes
íntimamente contradictorias, recibe una influencia parecida a la que recibió Boine
en el acercamiento a la mística española. De ahí su sabida tensión agónica entre lo
uno y lo otro, su agonía existencial entre aquellas dos visiones místicas del Uno-
todo y la del Vacío, entre la voluntad de querer ser y la noluntad de sus personajes
y la eterna oposición entre todo y nada que se halla en múltiples escritos suyos.
En el drama El Otro, por ejemplo, se puede apreciar el tema del
autoextrañamiento, de la duplicación del yo del protagonista a través del espejo
que le lleva al vaciamiento de su sí mismo, a la condición de antihéroe que, en
oposición al idealismo del grito quijotesco “¡Yo sé quién soy!”, afirma “No sé
quien soy” 22 . Otros casos de desomposición del yo o de duda sobre la propia
personalidad de sus personajes fundamentan obras tan diversas como Abel
Sánchez, Niebla, Cómo se hace una novela, Tulio Montalbán y Julio Macedo y El
hermano Juan. La problemática de la voluntad – la voluntad de querer ser o de
querer ser más de lo que se es – y de la noluntad – el apetito tanático de
disolución, de no ser o de no querer ser lo que realmente se es – asoma en obras
como San Manuel Bueno, mártir, La tía Tula, Dos madres, El marqués de
Lumbría y Nada menos que todo un hombre. La voluntad de ser otro para evitar la
disipación en la nada es, pues, una característica frecuente de la narrativa de
Unamuno, el cual, análogamente a Boine, parece indicar en el absolutismo y en el
quietismo las dos caras inseparables de un mismo anhelo de plenitud:
“No es instinto de conservación lo que nos mueve a obras, sino instinto de invasión; no tiramos a
mantenernos, sino a ser más, a serlo todo […] El que no sienta ansias de ser más, llegará a no ser
nada. ¡O todo o nada!” 23 .
La seducción hacia la nada o nadista, como en el caso de don Manuel, que
siente la tentación del suicidio, no es algo raro en la narrativa unamuniana. Sin
embargo, la cuestión del todo-nada – que es clave del quijotismo unamuniano y
que plantea como un camino hacia el todo para alcanzar lo eterno y no disiparse
en la nada, es decir, las meras aparencias del mundo del sentido común – no
21 G. Boine, Il Peccato, 1914, edición consultada de D. Puccini, Il Peccato; Plausi e botte;
Frantumi; Altri scritti, Milano, Garzanti, 1983, p. 8.
22 El Otro, OCV, XII, p. 832.
23 La locura del Doctor Montarco, OCV, III, pp. 691-692.
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