miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“el snobismo modernista, (la modernistería suele ser lo menos moderno de verdad; yo me atengo al
eternismo)” 10 ;
“Eternismo y no modernismo es lo que quiero; no modernismo, que será anticuado y grotesco
dentro de aquí a diez años, cuando la moda pase” 11 .
De ahí que si queremos atenernos a sus palabras, no existiría otra solución sino
reconocer la imposibilidad de conferirle la etiqueta de modernista religioso.
Si no partiéramos de estos presupuestos, toda nuestra afirmación podría ser
malentendida. Innegable es, pues, su simpatía hacia el aspecto formal del
movimiento, como igualmente innegables son las divergencias ideológicas de un
acercamiento a las problemáticas con actitud más humanista que teológica. Por
eso, será preciso estudiar los que, a juicio de la ya citada crítica (véase capítulo
III), pueden ser considerados los aspectos que supuestamente debieron ejercer un
mayor influjo en la evolución del pensamiento religioso unamuniano, aunque
algunos de ellos no son tan sistemáticos como para brindar una conclusión
indiscutible. Nos referimos, en especial, a su cristianismo social, a su relativismo
pragmático, a su concepción ética y agnosticismo de cuño kantiano, a su fe
irracional como principio de inmanencia vital, a su concepción evolucionista del
dogma, a la libre exégesis y a su idea sobre la figura de Jesucristo según aparece,
sobre todo, en su producción poética.
El cristianismo social
Botti asocia la militancia socialista de Unamuno, contemporánea a su
evolución religiosa, a una particular temporada de su experiencia intelectual que
puede insertarse en la órbita de la crisis modernista europea, ya que la crítica al
catolicismo tradicional y la adhesión al movimiento político que recupera el
sustrato religioso, son dos aspectos que, de hecho, se presentan como
complementarios.
10 «Carta a Amézaga», 4 de diciembre de 1900, en Epistolario americano, cit., p. 94.
11 «Arte y cosmopolitismo», sin fecha, OCV, IV, pp. 913-914.
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