miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“Después de haber examinado y pulverizado con su análisis las tradicionales pruebas de la
existencia de Dios, del Dios aristotélico […] del Dios abstracto, del primer móvil, vuelve a
reconstruir a Dios, pero al Dios de la conciencia, al Autor del orden moral, al Dios luterano, en
fin” 163 .
Así que ese salto de una a otra crítica se realiza con la reconstrucción a través
del corazón de lo que la lógica había abatido antes. Pero el postulado moral de la
razón práctica kantiana, que contempla la religión como dependiente del estricto
orden moral, es un principio protestante que se opone tanto a una atea negación
de Dios como a la doctrina católica de la Redención que, a su vez, trasciende el
marco fenomenológico de lo terrenal. El postulado kantiano sostiene la
posibilidad de un faktum, del hecho moral, y no se trata de un simple deseo,
porque si fuera así podría asegurarse su cumplimiento. De ahí que, aunque se
admita la afinidad innegable con el agnosticismo del filósofo de Königsberg, se
produce en Unamuno justo un procedimiento contrario: si Kant afirma que la
finalidad última de la naturaleza está dirigida a la realización moral de los
hombres, para el Rector de Salamanca no hay finalidad en el mundo porque a éste
hay que darle finalidad humana. Y procurarle finalidad significa relacionarle con
la conciencia universal. Dios es el fin de la conciencia humana, siempre
considerado en el horizonte del sentimiento, del conatus, cuyo valor sólo se
desprende de lo que se necesita para vivir. Esto es lo que se lee en un pasaje del
Tratado del amor de Dios que no fue trasladado a Del sentimiento: “Lo
característico religioso es la teología. Dios es el fin más que le principio del
mundo” 164 . De esa forma la existencia humana no tiene razón de ser, porque es la
razón suprema, y fundar la razón de la existencia en un Ser absoluto no es más
que una petición de principio:
“Porque dicen que el mundo existe porque lo está creando un Dios, e infieren que existe un Dios
[…] para explicarse la existencia del mundo, y así existe mundo porque existe Dios, y existe Dios
porque existe un mundo” 165 .
Así que “allí donde Kant infiere el problema teológico de la existencia de
Dios, Unamuno procede precisamente por la deducción inversa, a saber: la
163 Ibidem, pp. 129-130.
164 CMU, caja 8/15.
165 «¡Plenitud de plenitudes y todo plenitud!», 1904, OCV, III; p. 762.
223