miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

No tiene sentido vivir según un planteamiento estrictamente socialista, aún menos
según la rígida necesidad de intervención político-económica de cuño marxista,
porque la prioridad es la cuestión humana o religiosa, diferente de los principios
del socialismo cristiano modernista que tenía los dos términos como
imprescindibles. De hecho, el Unamuno de 1897 recupera su credo político
anterior, como demuestran Diario íntimo, «Nicodemo el fariseo» y «El mal del
siglo», para negarlo en virtud de una necesidad más urgente que coincide con la
reforma espiritual de las conciencias y evidenciar todo el límite de la cuestión
social. Así declara en su Diario:
“¡Trabajar! ¿Y para qué? ¿Trabajar para más trabajar? Producir para consumir y consumir para
producir, en el vicioso círculo de los jumentos? He aquí el fondo de la cuestión social” 56 ;
en «El mal del siglo»:
“Resuélvese el problema económico en última instancia en el terrible círculo vicioso de vivir para
trabajar trabajando para vivir, de producir para el consumo consumiendo para la producción, y
surge esta pregunta: la vida ¿es fin de sí misma?” 57 ;
y en una entrevista que le hizo el futuro Azorín:
“¿Para qué he de luchar por la emancipación de los hombres, que al morir vuelven a la nada” 58 .
Por consiguiente, se lanza, primero, contra el intelectualismo dominante que
evidencia aún más la distinción entre la razón, que puede prescindir del espíritu
religioso, y el corazón, que en cambio tiende a lo eterno de la fe:
“¡Fe! ¡Qué poco se medita con el corazón y no con la cabeza tan sólo, en lo que la fe sea e
importe!” 59 .
Tratábase del intelectualismo metafísico y teológico procedente de todos los
que, como Nicodemo, entierran a Jesús a través de estudios y análisis. Un
intelectualismo que, en «El mal del siglo», conforma la razón atea y el corazón
56 Diario íntimo, cit., p. 47.
57 «El mal del siglo», cit., p. 104.
58 J. Martínez Ruiz, Charivari. En casa de Unamuno, en Azorín-Unamuno. Cartas y escritos
complementarios, edición de L. Robles, Valencia, Generalitat, 1990, p. 45.
59 «Nicodemo el fariseo», cit., p. 74.
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