miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Así que, por todo lo dicho hasta ahora, la afirmación de Oromí según la cual
“Unamuno desconoce la verdadera naturaleza de la fe católica, interpretándola
según sus propios principios, que son los del pragmatismo modernista” 138 es justa
sólo en parte.
Quizás por ello se explican sus premisas donde sostiene que el vasco
“no consiguió dar una idea clara de su pensamiento, porque, según creemos, su mismo
pensamiento tampoco llegó a la claridad y a la precisión deseadas […] La dificultad radica, a
nuestro modo de ver, en que Unamuno, en este punto de la fe, se coloca en un campo intermedio
entre la fe católica interpretada en un sentido heterodoxo sin duda, y la intuición de la filosofía
antiintelectualísta” 139 .
Aquí se sitúa el punto central de la compleja cuestión de clasificar el
pensamiento religioso de Miguel de Unamuno, que siempre ha estado sujeto a las
más oscilantes interpretaciones de la crítica. La dificultad queda sufragada por
numerosos estudios que han tratado de etiquetarle como cristiano, católico,
modernista religioso, luterano, protestante liberal, agnóstico, ateo y hasta hereje.
Como si no fuera bastante, hay otra dificultad añadida que hace aún más difícil
el esfuerzo de poderle considerar modernista religioso. Como este movimiento
recogió en sí deseos de reformas tan variados que van de la filosofía a la religión,
de la apologética a las ciencias bíblicas, de la historia de los dogmas a, en algunos
casos, la acción político-social, no existe una definición precisa del movimiento
que englobe todos los matices de su pensamiento y, como nota Irmingard Böhm,
“todos los esfuerzos contemporáneos que se han hecho hasta el momento por dar una explicación
conceptual de este movimiento han fracasado precisamente por el «carácter cambiante» de este
concepto y del fenómeno mismo” 140 .
Ante la imposibilidad de enmarcar con precisión el sentir religioso del vasco en
uno u otro movimiento, en una u otra confesión, y ante la imposibilidad de brindar
138 M. Oromí, cit., p. 127.
139 Ibidem, p. 121.
140 I. Böhm, «Modernismo y antimodernismo», cit., p. 303. Sobre este mismo aspecto véanse
también las deifinicones que del término da R. Scherer, “Modernismus”, en Lexikon für Theologie
und Kirche, VII, Freiburg, Herder Verlag, 1962, col. 513-516, y J. Riviere, “Modernisme”, en
Dictionnaire de Théologie Catholique, 15. vols, 1903-1950, X, Paris, Libr. Letouzey et Ané, 1929,
col. 2009-2047.
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