miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

la organización de las publicaciones; y con Boine, que destaca por la recíproca
estima, confianza y un intercambio de desahogos espirituales. Es precisamente a
través de éste último como Unamuno se pone en contacto y llega a colaborar con
Il Rinnovamento. Don Miguel escribirá dos artículos para la revista modernista:
«Della disperazione religiosa moderna» 23 , cuya versión original en español se ha
perdido, y otro sobre la la condición actual del catolicismo en España o la
esencia del catolicismo, que jamás apareció en aquellas páginas, como veremos en
el párrafo siguiente.
Es significativo que la colaboración de Boine con Il Rinnovamento se abra con
una reseña sobre la obra y la figura del Rector de Salamanca. En su nombre ya
hacía patente aquella ferita non chiusa que le empujará a alejarse del modernismo
de la revista milanesa. El intento del movimiento de renovar a la institución y
clase clerical eclesiástica no podía tener éxito, según don Miguel, sino dentro de la
ortodoxia católica y esto habría sido un compromiso inaceptable. Por lo cual,
adelanta el inevitable fracaso del movimiento en una carta a Boine fechada el 18
de enero de 1907.
Giovanni Boine será, en todo caso, el agente de conexión entre el vasco y la
redacción editorial milanesa. Será él quien se ocupe de traducir al italiano el
ensayo «Della disperazione religiosa moderna», a pesar de las discrepancias que
aparecen en este sentido en su epistolario. Para Boine, en efecto, la desesperación
es un sentimiento religioso natural, es un breve período en la vida religiosa del
creyente que ha de ser superado, como se lee en la carta que envía a Unamuno el 6
de abril de 1907, es un punto de partida y no una finalidad; mientras que para don
Miguel es la base de su credo religioso.
Dios ha de ser considerado, según su perspectiva, la finalidad del universo más
bien que su principio y, por lo tanto, el conocimiento es para la vida y no la vida
para el conocimiento. La fe es una obra de esperanza y confianza, pistis, y no de
conocimiento, gnosis, afirma reiterando, sustancialmente, lo que ya dijera en
«Pistis y no gnosis» de 1897 y en «La fe» de 1900. De ahí la expresión de
Brunetière “bancarrota de la ciencia” 24 . Al ser la fe una cuestión de fin y no de
causa, el objeto central de la fe del hombre será la inmortalidad del alma. Sin
traducida por Gilberto Beccari en 1913 – en su Interpretazioni e memorie, Milano, Mondadori,
1960, p. 400.
23 Publicado en el número de junio 1907, año I, n. 6, pp. 679-690.
24 «De la desesperación religiosa moderna», infra, p. 571.
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