miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“buscan poder encasillarme y meterme en uno de los cuadriculados en que colocan a los espíritus,
diciendo de mí: «es luterano, es calvinista, es católico, es ateo, es racionalista, es místico» o
cualquier otro de esos motes, cuyo sentido claro desconocen, pero que les dispensa de pensar más.
Y yo no quiero dejarme encasillar, porque yo, Miguel de Unamuno, como cualquier otro hombre
que aspire a conciencia plena, soy especie única” 62 .
Para conseguir todo ello, ante todo, tuvo que personalizar su propio
vocabulario y con esta estratagema rompió todo esquema lingüístico reconocido
por la Real Academia evitando que la erudición especializada limitara sus obras
con aquellas líneas de demarcación propias de los géneros literarios
preestablecidos. El Rector de Salamanca trató de establecer nuevos géneros que
no pudieran ser encasillados, siempre buscando la originalidad formal y una nueva
forma lingüística que le ayudara a no ser encerrado en el “ropero” de la retórica –
parafraseando a Pirandello 63 – donde los trajes ya estaban preparados y cortados
según los modelos antiguos. Ninguna fórmula, pues, ningún sistema, ningún
62 «Mi religión», OCV, XVI, p. 119.
63 La semejanza entre la obra de Pirandello, en especial Sei personaggi in cerca d'autore, Enrico
IV y Uno, nessuno e centomila, y la de Unamuno es algo que ha sido abundantemente estudiado
sobretodo en la segunda mitad del siglo pasado. En particular se han ocupado del tema J. C. de
León, «Pirandelismo en la literatura española», en Quaderni Ibero-Americani, n. 15, abril de 1954,
pp. 406-414; J. M. Monner Sans, «Unamuno, Pirandello y el personaje autónomo», en La Torre,
año IX, n. 35-36, julio-diciembre de 1961, pp. 387-402; M. García Blanco, «Unamuno y
Pirandello», en En torno a Unamuno, Madrid, Taurus, 1965, pp. 410-414; L. Carelli, «Tre
personaggi e due scrittori: Unamuno e Pirandello», en Quaderni Amici della Spagna, n. 47, marzo
de 1969; G. Foresta, «Pirandello e Unamuno. Analogie e revisione critica», en Nuovi Quaderni del
Meridione, tomo XI, n. 41, enero-marzo de 1973, pp. 15-33; A. Kelly, I rapporti tra Unamuno e
Pirandello nella critica letteraria contemporanea, Palermo, Flaccovio Editore, 1976; V. González
Martín, La cultura italiana, cit., pp. 245-262; Á. Rodríguez Celada, «Afinidades ideológicas entre
Pirandello y Unamuno», en Arbor, n. 421, tomo CVIII, enero de 1981, pp. 43-54; H. L. Scheel,
«Don Quijote visto da Luigi Pirandello e da Miguel de Unamuno», en Pirandello saggista,
coordinado por P. D. Giovanelli, Palermo, Palumbo, 1982, pp. 351-363; M. T. Bertelloni,
«Unamuno y Pirandello: la contestación de la realidad», en Revista de Literatura, tomo LI, n. 101,
enero-junio de 1989, pp. 101-114; A. Martínez-Peñuela, «Pirandello y Unamuno frente a la locura:
Enrique IV y El otro», en 1616: Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y
Comparada, tomo 10, año 1996, pp. 197-205; M. di Gennaro, «Unamuno, Svevo, Pirandello e la
tragedia dell'uomo contemporaneo», en Actas del Congreso Internacional de Vercelli, 16-17 de
mayo de 1997, coordinado por J. M. Martín Morán y G. Mazzocchi, Viareggio, Mauro Baroni,
1999-2000, pp. 257-271; C. L. Ferraro, «Luigi Pirandello e Miguel de Unamuno: fra “identità” e
“creazione del personaggio”», en Rivista di filosofia neo-scolastica, tomo XCIX, abril-junio de
2007, pp. 297-326; O. Lottini, «La realtà della finzione. Unamuno e Pirandello all'orizzonte di
Cervantes», en Quaderno del dipartimento di letterature comparate, año IV, Roma, 2008, pp. 307-
326. La afinidad electiva entre los dos escritores queda sufragada también por el famoso artículo
del propio Unamuno «Pirandello y yo» de 1923. Sin embargo, donde más asoma, acorde con el
pensamiento de don Miguel, el pirandelliano ataque a la retórica de las autoridades, que quieren
encasillar a todo autor por género o ámbito, es en sus ensayos «Arte e scienza» y «L'umorismo» de
1908. Aquí me refiero a un pasaje de «L'umorismo», en Saggi, poesie, scritti varii, Verona,
Mondadori, 1939, p. 48.
314