miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Lo mismo podría decirse por lo que concierne a las palabras de Joaquín L.
Ortega, director de la editorial católica BAC, si no fuera porque presentan el texto
de Juan Cózar Castañar, el cual trata de insertar a Unamuno, Jiménez, Darío,
Azorín y Antonio Machado en la formación del movimiento:
“En todo caso, el Modernismo, aun bifurcado en dos direcciones como la literaria y la teológica,
nunca contó en España con una bibliografía excesiva. Podría decirse que ni siquiera abundante.
Por razones que ahora no son del caso, y según el sentir acordado de los expertos, el Modernismo,
sobre todo el de raíz religiosa, fue una crisis o un fenómeno cultural de escasa difusión española.
Diríase que en España fue conocido más bien «de oídas», como si no tuviera que ver demasiado
con nosotros […] Lo que sí llegó a nuestros pagos fue la reacción romana provocada por las tesis
modernistas” 18 .
Un tono de prudencia que falta, por el contrario, en el siguiente comentario de
Abellán:
“Los estudiosos sobre el modernismo religioso en nuestro país vienen reiterando desde hace
tiempo dos afirmaciones ampliamente compartidas. Según la primera, se recalca una y otra vez
que – por mucho que el nombre coincida – no hay ningún tipo de conexión entre el modernismo
religioso y el literario; de acuerdo con la segunda afirmación, se sostiene que – habiendo sido muy
fuerte el modernismo literario, hasta el punto de dar lugar a un movimiento con carácter propio –
en nuestro país hemos carecido absolutamente de modernismo religioso. Ambas afirmaciones
deben ser hoy hondamente revisadas, pues no se sostienen, al menos en toda su radicalidad, a la
luz de las últimas investigaciones” 19 .
Podrían multiplicarse las citas y sería una labor superflua seguir anotando
todos los que han subrayado la timidez del movimiento en el ámbito teológico, ya
que es sabido que la crítica señala que
“antes de ser publicada la encíclica Pascendi no tenemos constancia de la proliferación de grupos
modernistas y, una vez promulgada la carta, ésta fue recibida con el silencio por la gran mayoría
de los intelectuales y con la apología por parte del clero y sectores afines” 20 .
18 J. L. Ortega, cit., p. XIII.
19 J. L. Abellán, La crisis contemporánea, cit., p. 68.
20 M. P. Veiga Grandal, «El modernismo en la prensa gallega (1885-1925): repercusiones
sociales», en Literatura modernista y tiempo del 98, Actas del Congreso Internacional de Lugo de
noviembre de 1998, edición a cargo de J. Serrano Alonso et al., Santiago de Compostela,
Universidade de Santiago de Compostela, 2000, p. 519.
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