miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

perentoria decisión de la autoridad. La fe del intelectual milanés tenía que
expresarse, para su realización, en obras de carácter social, de ahí su decisión de
abandonar el proyecto de la revista, evitando la excomunión, para consagrarse
totalmente a la causa de la caridad. A este propósito, resulta interesante la
divergencia de planteamiento intelectual entre él y Unamuno que evidencia Luis
de Llera:
“Gallarati no era un libre pensador como Unamuno. Su cristianismo no se agotaba en la batalla
cultural por poner al día la filosofía católica. La fe para Gallarati tenía que expresarse en las obras,
en el apostolado social; es decir en la caridad. Mucho influyeron sus maestros. Gallarati conoció y
fue amigo de los literatos decadentistas pero no se topó, como cuenta Unamuno de sí mismo,
contra un cristianismo reaccionario” 10 .
A pesar del despido de Gallarati-Scotti, cabe subrayar que el tono del cardenal
Ferrari no fue ni duro ni insolente y se comprende toda su pena y amargura – “Mi
sanguina il cuore” 11 , dirá – en tener que comunicar la noticia. Por eso, por el
diálogo civil que la redacción siempre mantuvo con la autoridad, las publicaciones
no se suspendieron, permaneciendo a la cabeza de la revista dos de los tres
directores iniciales.
Casati y Alfieri, en efecto, reiterarán la necesidad de proseguir el estudio
positivo del fenómeno religioso y de servir las verdades religiosas y la Iglesia
católica sin asumir una actitud rebelde 12 . El despido de Gallarati-Scotti, aunque
constituyó un duro golpe para la redacción de la revista, no implicó su cese. Los
números de la revista seguirán publicándose durante otros dos años, hasta que no
se acentuaron algunos problemas de fondo ideológico, determinados con toda
probabilidad por la condena eclesiástica, que se reflejaron en el número de los
abonados 13 . Una baja de los lectores del clero murriano, un aumento de la temática
puramente filosófica en menoscabo de la religiosa, una separación drástica del
núcleo editorial, el fallecimiento de uno de los más insignes colaboradores,
George Tyrrell, y unas deudas económicas 14 , subrayan múltiples aspectos de una
10 L. de Llera, cit., nota 26, p. 191.
11 «Il card. Ferrari e il “Rinnovamento”», cit.
12 Cfr. Los directores (A. A. Alfieri, A. Casati), «Dopo un anno», cit., p. 617.
13 De los 1500 abonados de los primeros seis meses del año 1907, según atestigua G. Prezzolini en
su Il cattolicismo rosso, se pasó a los 600 de 1909, según declara L. Bedeschi en su Modernismo a
Milano.
14 Cfr. L. Bedeschi, cit., pp. 57-59.
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