miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

desvian. Por eso, hemos dejado como última cita, a modo de colofón del presente
capítulo, las palabras del P. Félix García que en 1970, con ocasión de la
publicación del Diario íntimo, escribió las diez líneas más inteligentes y sencillas
sobre el pensamiento religioso del pensador vasco:
“Se dice de él que cree, que descree, que contracree; que pasa de las afirmaciones más radiantes a
las negaciones más atroces. Lo que dice, en cada momento, responde a lo que pasa por su alma,
desgarrada, o por su orgullo, exacerbado. Es una serie de Unamunos sucesivos, sinceros,
contraatacantes, incómodos o doloridos, los que hablan por él: cada uno desde su ángulo
provisional de visión. A Unamuno tenemos que explicarle desde él mismo, con sus textos
católicos, heterodoxos, agnósticos, hegelianos, protestantes, jansenistas, místicos, anárquicos,
ateos, profundamente cristianos y, en definitiva, unamunianos. Es desconcertante y es
múltiple” 128 .
Sigue una misma línea interpretativa Matias Matilla, cuyo trabajo «Miguel de
Unamuno, creyente» merece atención por la agudeza de las observaciones
entretejidas a la anecdótica biográfica que, sin duda, no han de descuidarse:
“Profundo creyente cristiano” así le juzga, pero sin olvidar que fue también un
“heterodoxo sin estar encasillado en ninguna creencia o religión” 129 .
Consideramos, en fin, las palabras de Martínez Barrera como las más acertadas
en este sentido, ya que delinean perfectamente su trayectoria religiosa sin
aventurarse en dar una explicación unilateral y viciada por una búsqueda de una
interpretación nueva y original a costa de su pensamiento religioso. A veces hay
que dar un paso atrás para ir adelante y filtrar lo que de bueno nos ha transmitido
la crítica literaria de nuestros abuelos. La religión del Rector de Salamanca, al fin
y al cabo, es la
“del hombre de carne y hueso, de la sed de inmortalidad, de la esperanza desesperada, de la
contradicción íntima, del Dios inmortalizador, del cordialismo creador y de la fe agónica […] Don
Miguel es especie única, es original e insustituible. ¿Cristianismo sincretista? ¿Catolicismo
intrapopular? ¿Religión natural de la inmortalidad? Unamuno aborrece todo dogmatismo y elude
todo encasillamiento” 130 .
Por lo cual, sólo se puede hablar de una religión típicamente unamuniana.
128 F. García, cit., p. XII.
129 M. Matilla, «Miguel de Unamuno, creyente», en Revista de Espiritualidad, n. 231, 1999, pp.
329-342, cit. p. 337.
130 a J. M . Martínez Barrera, cit., pp. 116-117.
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