miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Mientras que la presencia del “racionalista protestante” 265 Harnack en
Unamuno queda evidente en el siguiente pasaje:
“La filosofía helénica cristalizó en unos cuantos principios platónicos, que adoptamos por
Orígenes y otros, y adaptados al impulso cristiano se convirtieron en dogmas. Recibiólos el
aldeano (paganus, el del pagus) y el cristianismo arraigó en el seno del paganismo mismo, de las
creencias rurales. Entonces fueron los dogmas algo vivo; la Trinidad, el Verbo, etc., consolaron a
los hombres de haber nacido y les dieron fuente de conducta moral. Tales dogmas han muerto con
la filosofía helénica (acaso fue Hegel su último héroe). Hoy viene otra, la filosofía científica
moderna, y no me cabe duda de que lo de que de cristianismo vive (lo último en él) arraigará en la
filosofía científica moderna” 266 .
Unamuno distingue, pues, entre dogmas vivos y dogmas muertos, según la
capacidad que tienen de animar el sentimiento de los fieles. En «Verdad y vida»
de 1908, alaba la intención modernista de vivificar a esos dogmas muertos por
entenderlos como realidades en continuo devenir. Sin embargo, en el largo pasaje
que se trascribirá, asoma el escaso contenido filosófico, teológico y
epistemológico sobre una temática que, como hemos visto, fue abarcada desde
estas estrictas perspectivas por sacerdotes modernistas o protestantes liberales; y,
además, destaca su simpatía hacia el antidogmatismo independientemente del
planteamiento confesional, es decir, sin tener en cuenta si la solución al problema
religioso de una fe viva proviene del modernismo católico, del protestantismo
liberal o de cualquier propuesta heterodoxa o aconfesional, sea cual fuere la
solución que se les dé a los problemas religiosos en general:
“Buscar la vida en la verdad es, pues, buscar en el culto de ésta, ennoblecer y elevar nuestra vida
espiritual y no convertir a la verdad, que es, y debe ser siempre viva, en un dogma, que suele ser
una cosa muerta. Durante un largo siglo pelearon los hombres, apasionádose, por si el Espíritu
Santo procede del Padre sólo o procede del Padre y del Hijo a la vez, y fue una lucha la que dio
origen a que en el credo católico se añadiera lo del Filioque, donde dice qui ex Patre Filioque
procedit; pero hoy ¿a qué católico le apasiona eso? […] Y la condena del actual Papa contra las
doctrinas del llamado modernismo no es más sino porque los modernistas – Loisy, Le Roy, el
padre Tyrrell, Murri, etc. – tratan de devolver vida de verdades a dogmas muertos, y el Papa, o,
mejor dicho, sus consejeros – el pobrecito no es capaz de meterse en tales honduras –, prevén, con
muy aguda sagacidad, que en cuanto se trate de vivificar los tales dogmas, acaban éstos por
265 STV, OCV, XVI, p. 191.
266 Fragmento de carta publicado por Candamo y citado siguiendo a N. González Caminero que lo
recogió en su Unamuno, cit., p. 115.
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