miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

entre lógica y cardíaca- puedan proceder directa o indirectamente de la lectura de
Kant, por el otro será preciso señalar que gran parte de la crítica, Enrique Rivera
de Ventosa in primis 94 , rechazan la idea de una orientación epistemológica
idealista kantiana en el joven Unamuno; si se quiere, por el contrario, aceptar su
influencia en el vasco como decisiva, por lo menos habría que mantener un hilo de
coherencia y reconocer la pérdida de Dios en Unamuno y el consiguiente
agnosticismo, aunque sea sólo metafísico. De hecho, la lectura de don Miguel de
la Crítica de la razón pura ha de fecharse posteriormente a 1884 y en sus escritos
juveniles aparecen sólo algunas citas genéricas e interpretaciones muy
subjetivas 95 . Además, su crítica hacia la razón, que no puede constituir un medio
para alcanzar la verdad, pasa por alto el fenomenismo que le colocaría en la esfera
kantiana por delinear una personal solución al problema del conocimiento incluso
posteriormente, como por ejemplo en 1906 con su famoso ensayo «¿Qué es
verdad?». Aun admitiendo el problema del conocimiento, don Miguel rechaza
bien la posición escolástica, bien la kantiana, las dos vinculadas por el
planteamiento dual. De vez en cuando sus afirmaciones son interpretadas
kantianamente, pero sin tener en cuenta que él no admite un noúmeno inasequible
por la conciencia y aún menos entendido como esencia de la realidad. Para
Unamuno existe sólo lo que produce la conciencia, fuera de ella no existe
realidad, ya que no hay algún significado 96 , y la verdad es tan sólo en la medida en
que viene vivida por la conciencia. Por eso lo que no es verdad es mentira y, a este
respecto, el Rector de Salamanca distingue dos diferentes clases de verdad: la
primera es lógica u objetiva, a la que se opone el error; la segunda, moral o
subjetiva, opuesta a la mentira 97 . Por eso faltaría el dualismo kantiano en su teoría
del conocimiento, evidente en su filosofía quijotesca que no concibe distinción
alguna entre la realidad y lo que como tal se nos parece. Sin embargo, considerar
su pensamiento como superación del dualismo kantiano y gnoseológico, no
significa necesariamente convertirle en un idealista. Por lo cual, tampoco
podemos conformarnos con la conclusión de Tucci según la cual el pensador
español seguiría estictamente el criticismo kantiano y el idealismo trascendental.
94 Cfr. E. Rivera de Ventosa, «La crisis religiosa de Unamuno», en CCMU, años 1966-67, n. 16-
17, pp. 107-133; Unamuno y Dios, Madrid, Encuentro, 1985, p. 98.
95 Cfr. N. Fioraso, Il giovane Unamuno. Genesi e maturazione del suo pensiero filosofico, Milano,
Mimesis, 2008, pp. 79-80.
96 Cfr. W. D. Johnson, «Vida y ser en el pensamiento de Unamuno», en CCMU, año 1955, n. 6, pp.
9-50, en particular pp. 17 ss.
97 STV, OCV, XVI, pp. 323-324.
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