miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Otro camino, también de naturaleza empírica, aparece en la trayectoria
religiosa de don Miguel para alcanzar a Dios, mientras que tanto las pruebas de
Santo Tomás como la moral kantiana no valen para conseguir el mismo resultado:
“La lectura del Evangelio, sobre todo en momentos de aflicción, habrá hecho más que todas las
pruebas cosmológicas, teológicas y morales” 188 .
Se podría también apuntar la hipótesis de que Uamuno haya seguido
servilmente el camino emprendido por los modernistas de confundir al lector a
través de una exposición sistemática de las ideas con una forma no igualmente
sistemática, según denuncia el mismo Pío X:
“Y como una táctica de los modernistas (así se les llama vulgarmente, y con mucha razón), táctica,
a la verdad, la más insidiosa, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y
en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual
contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad éstas son
perfectamente fijas y consistentes” 189 .
A pesar de todo, pasado el período racional-positivista y a partir de la fecha
crucial de 1897, el pensador jamás cerrará las puertas de su alma a la fe:
“Ahora se me muestra mi labor de gran parte de estos doce años como una busca de Dios, a quien
había perdido. Me llamaba desde mi interior” 190 .
Así que, en definitiva, Unamuno se aleja del agnosticismo de Kant, cuya
filosofía influyó algunos aspectos de la especulación teológica modernista,
esencialmente por:
i) no poder admitir – aunque reconozca que la Crítica de la razón práctica brotó
del corazón de su autor y no de su cabeza 191 – el estricto marco fenomenológico
de lo terrenal en que se mueve la reflexión del filósofo de Königsberg y por suplir
las carencias del conocimiento sensible, en mértio al problema de la inmortalidad
188 Ibidem, p. 73.
189 Pío X, Pascendi Dominici Gregis, «Introducción», «Gravedad de los errores modernistas»,
punto n. 3.
190 Diario íntimo, cit., p. 177.
191 «El secreto de la vida», OCV, III, 1906, p. 1035.
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