miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

preambula fidei según la teología cristiana, es decir, un diálogo paciente y
humilde tendido a la comprensión de los valores espirituales que arranca de las
evidencias manifiestadas por la razón a todo hombre, creyente y no creyente.
Santo Tomás identifica el punto de contacto entre fe y razón en los preambula
fidei que ofrecen cinco caminos meditativos para demostrar la existencia de Dios:
Ex Motu, el movimiento procede de un motor inmoble, Dios; Ex Causa, toda
causa procede de otra causa hasta llegar a una causa sin causa, Dios; Ex Possibili
et Necessario, la existencia de un mundo posible y de uno necesario implican la
existencia de Dios; Ex Gradu, todo en la vida sigue una escala de grados,
inorgánico, orgánico, etc., que van evolucinando hasta llegar a un ser perfecto y
completo, Dios; Ex Fine, toda cosa tiene su fin, y el fin último de todas las cosas y
de la existencia humana es Dios.
La realidad objetiva que presuponen las pruebas de la existencia de Dios es lo
que rechaza Unamuno al afirmar la imposibilidad de conocer a Dios a través de la
ciencia o la teología: “una teología es una contradicción íntima, porque riñen el
theos y la logía; no sirven raciocinios para llegar a Dios” 171 . La escolástica, dirá en
otra ocasión, “se hizo para la polémica, para sostener dogmas, y no para la
investigación, no para descubrir verdades” 172 . Las pruebas de la existencia de Dios
son para Unamuno y Kant paralogismos o peticiones de principios inventados
para suplantar la ignorancia humana frente a la verdad. De hecho, la cuestión
metafísica se reduce en los dos pensadores a un interés práctico-existencial; justo
en eso consiste el presunto agnosticismo unamuniano, a pesar de que lo que no
encuentra una respuesta en plan fenomenológico, la encuentra luego en el
ontológico. De hecho, el agnosticismo de don Miguel consistiría en la afirmación
continua de que la razón humana es incapaz de llegar a Dios, de que “la
inmortalidad del alma individual es un contrasentido lógico; es algo, no sólo
irracional, sino contra-racional” 173 y, por lo tanto, reconocer la imposibilidad de
brindar pruebas empíricas de la inmortalidad del alma. En otras palabras,
Unamuno declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo
divino, pero no pasa lo mismo por lo que trasciende la experiencia, ya que su
apetito de divinidad y anhelo de infinitud le abrió la puerta para encontrarse con
“su” Dios desde una perspectiva casi mística que suplanta el empirismo puro al
171 «Intelectualidad y espiritualidad», 1904, OCV, III, p. 712.
172 «Sobre la filosofía española», 1904, OCV, III, p. 741.
173 STV, OCV, XVI, p. 245.
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