miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

vulgaridad organizada, para poder apoyar con la fuerza de éste la debilidad radical
de su soberbia. Y de aquí que el ranchero de un gran ejército tenga más soberbia
que el jefe de una banda suelta y aguerrida. El que no tiene nada personal de que
envanecerse – decía Schopenhauer – se envanece de haber nacido inglés, alemán,
francés o español. Y lo mismo sucede en el orden de las doctrinas que se profesen.
Hay quien se ensoberbece por profesar las doctrinas en que sus padres le educaron
o por pertenecer a esta o a la otra profesión social, y es que las doctrinas o la
profesión no hicieron sino dar un contenido a una soberbia previa, de puro
continente, sin obras, es decir, gratuita.
La soberbia gratuita tiene otra señal en que se la conoce, y es su resistencia a
obrar, a producirse a la vista de todos, a exponerse al juicio ajeno. La acción es la
muestra de la humildad radical.
Ben fa, chi fa; sol chi non fa, fa male, «bien hace quien hace; sólo el que no
hace, hace mal», dice el poeta italiano Pascoli; y el pobre Oscar Wilde escribía:
the supreme vice is shallowness; whatever is realised is right; esto es, «el supremo
vicio es la oquedad; todo lo que se cumple es bueno». O sea que todo lo que
produce un resultado es bueno, y malo lo que cae en el vacío.
Me parece haber escrito antes de ahora, y acaso en estas mismas páginas, que
el ejemplo de suprema humildad que han ideado los hombres es el de un Dios que
crea un mundo que nada añade a su gloria, y luego una humanidad que se lo
critique. Es como hacer una comedia, y luego un público que se la silbe a uno.
Fijaos, pues, en el fondo de toda maldad y de toda tontería, y veréis que se basa
en pereza, en inactividad, más o menos larvadas y disfrazadas, y veréis, por otra
parte, que la bondad y la inteligencia son hijas de la diligencia, de la actividad,
también más o menos veladas.
La pereza es la madre de todos los vicios, y entre ellos de la tontería y de la
brutalidad mental.
535