miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

filosófico sistemática y coherente, una especulación auténtica sobre las temáticas
modernistas; su orientación hacia la eternidad le llevará a contradecirse cuando, a
pesar de su rechazo innato hacia cualquier forma de dogma, acepta el dogma de la
Resurrección al afirmar que “quien no crea en esa resurrección carnal de Cristo
podrá ser filócristo, pero no específicamente cristiano” 134 ; y, como si no fuera
bastante, le falta en su labor intelectual y escrita, siguiendo a Julián Marías, “la fe;
no sólo la fe religiosa sensu stricto, la fe en la verdad total de la religión cristiana,
sino también la fe en la capacidad de la razón humana; y le faltó también la
espléndida humildad que venera la verdad” 135 .
En efecto, la verdadera fe católica coincide, según Unamuno, con aquel tercer
grado de humildad propuesto por San Ignacio de Loyola: el de que no sólo quiere
lo que quiere el superior, sino que siente lo mismo que él, somete su juicio al
suyo. Por lo que no puede concebir su planteamiento religioso y se remite a la
gracia de Dios para solucionar el problema.
La misma cuestión aparece en el cuento de la conversación entre el P. Arintero
y don Miguel trasmitida por el domingo Fr. Jaime Lebrato y transcita por Matías
Matilla:
“Paseaban por los claustros y por la huerta monacal. Nunca llegaron a un acuerdo. El P. Arintero
insistía en la humildad, en la sencillez como medio para alcanzar a Dios, para lograr la paz del
alma. Le decía una y otra vez que era un error intentar encasillar todo el misterio de la vida
cristiana y de los misterios religiosos en sus conceptos puramente racionales. Unamuno no lograba
apearse de sus criterios… La última conversación en el altozano de la huerta el P. Arintero le dijo:
«Don Miguel, usted busca a Dios por el camino de la soberbia y por ahí es imposible encontrarle.
Hay que ejercitarse en actos de humildad. Si quiere conseguir la fe, humíllese, vaya por el camino
llano, no por senderos tan difíciles y tortuosos». «Yo» respondió Don Miguel «contemplo la
Esfinge» así llamaba él a la religión «o la descifro o me devora»” 136 .
De ahí que Julián Marías pueda afirmar:
“¿Fue Unamuno de verdad cristiano, o no pasó de filócristo? Seguramente, ninguna de las dos
cosas, porque la faltó humildad, seriedad radical y, en última instancia, fe en sentido estricto para
ser lo primero, y le sobró hondura y espíritu religioso para quedarse en lo segundo” 137 .
134 STV, OCV, XVI, p. 190.
135 J. Marías, Miguel de Unamuno, cit., p. 217.
136 M. Matilla, cit., p. 333.
137 J. Marías, Miguel de Unamuno, cit., pp. 224-225.
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