miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

ealidad, de inmortalizarse en la posteridad, “en la esperanza de que halle eco en
algúnos espíritus” 46 . Sin embargo, a la preocupación por la fama de muchos de sus
personajes, que al fin y al cabo no es más que mero erostratismo, se opone la del
autor que, contrariamente, no ha perdido la esperanza en la auténtica inmortalidad
del alma y no se limita a querer inmortalizar su nombre entre los mortales:
“Cuando esa idea de la muerte, que hoy paraliza mis trabajos y me sume en tristeza e impotencia,
sea la misma que me impulse a trabajar por la eternidad de mi alma, no por inmortalizar mi
nombre entre los mortales, entonces estaré curado” 47 .
A pesar de que se trata de erostratismo o de un auténtico anhelo de inmortalizar
no el nombre sino el espíritu, permanece la “tristeza e impotencia”, es decir, la
desesperación unamuniana por no poder confiar o desconfiar con absoluta certeza
en el destino de su alma.
La tía Tula presenta un personaje desesperado por no poder conciliar la
dicotomía entre maternidad y virginidad y, de ahí, la imposibilidad de dejar una
huella perenne de su existencia. En su condición de soltera, no puede comprender
“cómo es el amor más fuerte que la vida y que la muerte y domina la discordia de éstas; cómo el
amor hace morirse a la vida y vivir la muerte” 48 .
A la desesperación de ésta se agrega la aniquiladora de Ramiro, que “vivía
sumido en una resignada desesperación y más entregado que nunca al albedrío de
Gertrudis” 49 .
Semejantes tipos de desesperación pueden hallarse en Dos madres, donde la
frustración por la esterilidad de Raquel, que “parecía haber nacido viuda” 50 , la
llevará a intentar inmortalizarse a toda costa en una “nueva hija” y por la atracción
de don Juan hacia la nada y “el descanso inacabable” 51 .
El tema de la esterilidad, en función de la supervivencia del alma en una
estirpe, vuelve también en El marqués de Lumbría. El marqués era viudo y no
46 Nuevo mundo, cit., p. 43.
47 Diario íntimo, cit., p.70.
48 La tía Tula, OCV, IX, p. 558.
49 Ibidem, p. 588.
50 Dos madres, OCV, IX, p. 424.
51 Ibidem.
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