miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

mal entendida y, en algunos casos, no resulta, a mi parecer, propiamente corecta la
focalización de las argumentaciones así como las presenta el doctorando Reula
Paul. Nos referimos, en particular, a la definición que ofrece de inmanencia vital,
donde se lee “que induce al hombre a buscar explicación de toda realidad dentro
de sí, incluida la realidad divina” 92 . Nosotros diríamos, en cambio, que el
inmanentismo al que se refieren los modernistas induce al hombre a buscar
explicación de toda realidad divina dentro de sí, incluyendo en menor medida
también realidades de otra naturaleza. Tampoco podemos conformarnos con su
modo de volcar los términos cuando, en referencia a la interpretación de los
dogmas como expresión simbólica del sentir religioso, convierte el sujeto al decir
que el “Simbolismo – mediante sus leyes propias de «transfiguración» y
«desfiguración» – es la única via de acceso a las realidades suprasensibles” 93 . En
lo que se refiere al evolucionismo, la cuestión no era -para el modernismo-
estudiar en qué medida las religiones pudieran estar influidas por aquél 94 , sino en
demostrar la posibilidad de conciliación entre las teorías de Darwin y el
catolicismo. El resultado será que, de esa forma, los límites que separan el
movimiento religioso del literario se esfuman a través de un uso invertido de las
palabras o de las proposiciones. Aunque hubiera habido un común punto de
partida, no puede omitirse que simbolismo, evolucionismo e inmanencia vital
fueron empleados de modo diferente y en ámbitos totalmente distintos, incluso
por las temáticas que abarcaron unos y otros modernistas.
Después de Azam y Abellán, será Luis de Llera quien comparta la identidad
entre modernismo literario y religioso, y lo hace con algunas referencias que dejan
en el lector cierta perplejidad. No sirve de nada demostrar que “la mayoría de los
literatos modernistas” – se refiere a los literatos españoles – “conocieron indirecta
o directamente alguna de las obras de los principales modernistas religiosos de
Europa” 95 , a pesar de que la realidad es distinta ya que, salvo el caso de Unamuno
o alguna otra rara excepción, en España no hubo muchas noticias del movimiento
antes de la condena de 1907, es decir, cuando ya había comenzado su declive. “No
hay dudas” afirma “de que en menor o mayor medida Unamuno, Jiménez, Baroja,
Maeztu, Trigo, estuvieron al corriente del modernismo religioso” 96 , lo que por
92 Ibidem.
93 Ibidem.
94 Ibidem.
95 L. de Llera, Religión y Literatura, cit., pp. 82-83.
96 Ibidem, p. 83.
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