miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

algunas aclaraciones que han de tenerse en cuenta: el modernismo religioso fue un
movimiento que nació en el seno mismo de la Iglesia católica, mientras que
Unamuno había abandonado el catolicismo y en muchas ocasiones se reconoce
simplemente como cristiano; sin duda no puede negarse el instintivo sentimiento
de simpatía por la temática que los representantes del movimiento debatían en las
páginas de sus órganos de prensa, pero el pensador bilbaíno “no llegó nunca a
identificarse con ellos en el campo teológico” 97 .
* * *
En conclusión creemos que la crítica española se detuvo demasiado, gastando
energías en vano, en buscar alguna figura ilustre de su panorama intelectual para
luego tratar de insertarla en el ámbito del modernismo religioso con el fin de
demostrar la presencia del fermento en la península. Esa obsesión impidió un
lúcido análisis de la problemática y no permitió ver que en algunos lugares y
dentro de algunos espíritus menos célebres, pero igualmente profundos, se
desarrolló una voluntad de reforma católica con más intensidad respecto a
Unamuno y sin la voluntad de romper a toda costa con la Iglesia de Roma, como
en el caso de Francisco Marín Sola y Ángel Amor Ruibal.
En efecto, pese a la gran germinación de estudios que cruzan un siglo entero,
hay demasiadas contradicciones como para conferir al Rector de Salamanca la
etiqueta de representante puro del movimiento. De hecho, el planteamiento de
Unamuno, con respecto a la crisis modernista, no ha salido de las tinieblas de una
situación con fines que siguen siendo todavía muy inciertos. Si quisiéramos trazar
una parábola de los estudios unamunianos que abarcan la temática del
modernismo religioso – o que, por lo menos, se proponen el problema de una
mayor o menor afinidad de planteamientos – podríamos decir que después de unas
primeras intuiciones no muy argumentadas, se debió al celo de algunos padres
religiosos – como Cirarda, Oromí, Caminero, Iturrioz o Quintín Pérez – el mérito
de haber propiciado el desarrollo de una investigación en este sentido. Sin
embargo, en una época en la que todavía no se había comprendido el verdadero
alcance de la palabra modernismo y en la que seguía sobreviviendo ese matiz
despectivo del término, el interés por el tema se redujo a un intento de afiliación
97 Cfr. S. Borzoni, «Introducción», en Miguel de Unamuno, De la desesperación religiosa
moderna, cit., pp. 11-44, cit. p. 16.
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