miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

alemán Wilhelm Emmanuel von Ketteler. Es paradigmático, para excluir
cualquier tipo de aproximación al movimiento modernista, el hecho de que don
Miguel vislumbre justo en las instancias socialistas de los representantes de la
Iglesia, la ruina de la más noble intención reformadora de los modernistas, a pesar
de su separación ideológica y analítica del fenómeno teológico:
“Con toda la bambolla de ese catolicismo social se quiso ahogar el movimiento modernista. Y un
padre Tyrrell es un espíritu mucho más religioso que un monseñor Ketteler. No, no podemos
simpatizar con ese catolicismo materialista de ciertos jesuítas que se afanan por organizar obras
sociales y hasta enseñanzas técnicas y amortizar luego la teología dando a las pobres almas
devotas por todo pasto espiritual ese culto materialista” 90 .
También puede considerarse un documento socialista algún pasaje de En torno
al casticismo, habiendo sido escrito el texto dentro del bienio en el que Unamuno
era miembro del partido, pero aunque el texto se muestre religioso en la intención
del autor, desde muy pronto se produce la fractura con el incipiente socialismo
cristiano del modernismo católico precisamente por el dualismo que presenta
entre el hecho histórico, terrenal y aparente, y el intrahistórico, espiritual e
intangible. Por eso, a pesar de una mayor o menor admiración de Unamuno hacia
la obra de Nitti, que de todas formas falta en su biblioteca personal, difícilmente
bastaría demostrar su influencia para insertarle en el movimiento del modernismo
religioso, justo por la falta de síntesis que jamás traslada al acto práctico en sus
elucubraciones.
Desde esta óptica, la conclusión de Blanco Aguinaga, aunque políticamente
interesada y falaz al interpretar las referencias religiosas unamunianas en su
período socialista como un desvío ideológico, parece verosímil en cuanto acierta
que “sería un error creer que estamos frente a un socialismo cristiano” 91 .
Y para confirmarlo se ofrecen las mismas palabras de don Miguel cuando, en
1907, finalmente distinguirá de forma explícita dos corrientes dentro del
catolicismo, a saber, la espiritual, la puramente religiosa y cristiana, y la política o
específicamente católica:
“Siempre en el seno del catolicismo ha habido dos tendencias. Una, la genuinamente religiosa, la
cristiana, la mística si se quiere, la no pervertida por el moralismo mundano,la que floreció en los
90 «Sobre la bancarrota del socialismo», 1917, OCE, IX, p. 1502.
91 C. Blanco Aguinaga, Juventud del 98, cit., p. 68.
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