miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Spencer, Fichte, Shelling y el evolucionismo de Darwin. Así que el joven
Unamuno se impregna del ambiente ideológico del Madrid de los años '80 y ya no
se contenta con sus José Donoso Cortés o Jaime Balmes 92 . En 1891, incorporado
ya a la Universidad de Salamanca, se señala su colaboración con el periódico
simpatizante con el krausismo La Libertad; después de ello, la experiencia
biográfica de Unamuno deja de cruzarse con el krausismo 93 , de ahí la
imposibilidad de hablar de una fuerte influencia del movimiento en el pensador
vasco. Lo que ocurre después de su crisis es de sobra conocido, y sólo bastará
citar unas pocas palabras de Unamuno de aquella misma época para excluir el
krausismo, el positivismo, el racionalismo o, en una única palabra, el
krausopositivismo, de un eventual influjo posterior: “Una porción de cosas que
antes me interesaban me tienen ahora perfectamente indiferente” 94 .
En «Nicodemo el fariseo», escrito justo en esta época, aparece ya evidente esta
separación del período racionalista. Un primer rescate se determina a través de un
múltiple dualismo: temporal/eterno; carne/espíritu; historia/intrahistoria; problema
económico/problema religioso; exterior/interior. El sujeto exterior representa la
apariencia del intelectualismo y del racionalismo, al que se opone lo íntimo que
tiende a la espiritualidad y, por consiguiente, a la eternidad. De ahí que asome su
desengaño también hacia la breve etapa positivista y progresista; Nicodemo es una
de las primeras figuras que encarnan su seco alejamiento del tosco cientificismo
español de fin de siglo:
“Nicodemo/Unamuno va a ver Cristo porque es un intelectual decepcionado por el racionalismo
finisecular (krausismo, positivismo, neotomismo, etc.), que decide acudir al mythos evangélico
para aprender a ser de otra forma, o mejor, para aprender otra forma de ser” 95 .
Lo que, en cambio, se puede afirmar es que de la Facultad de Filología y Letras
de Madrid, Unamuno se llevará un bagaje de conocimientos muy abigarrado y
abierto en muchos órdenes temáticos, dada la confluencia en la Universidad de
tomismo, racionalismo liberal, krausismo, positivismo, evolucionismo y
92 Antes conocía a Hegel o Kant sólo a través de la Filosofía fundamental de Balmes, véase «Un
filósofo del sentido común», 1910, OCV, IV, p. 818.
93 Por lo que concierne a las vicisitudes biográficas de Unamuno entre su juventud bilbaína y
madrileña hasta los años salmantinos, véase la ingente labor realizada por el profesor Jean-Claude
Rabaté, con la ayuda de su mujer Colette, Miguel de Unamuno. Biografía, Madrid Taurus, 2009,
pp. 54-197.
94 «Carta a Múgica», 12 de octubre de 1897, en Cartas inéditas, cit., p. 234.
95 P. Tanganelli, «Las Meditaciones Evangélicas o eslabón perdido», cit., p. 28.
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