miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

En la imposibilidad de comprenderse y de comprender sus respectivas razones,
Boine y Unamuno interrumpirán su correspondencia, después de un largo silencio
por parte del italiano que duró más de un año, con dos cartas – una de Boine del
21 de septiembre de 1908 y otra de Unamuno del 13 de octubre del mismo año –
donde parecen omitir la divergencia de opinión. En particular, la última carta de
don Miguel parece casi reconciliadora. No obstante, no obtuvo ninguna respuesta,
quizás porque Boine no consiguió lo que de esta amistad esperaba, o sea un
seguro apoyo por parte del maestro español que aceptara su planteamiento
filosófico-religioso. Tampoco ha de excluirse que en Boine hayan influido
aquellas duras palabras de Papini y Soffici contra la cultura española en general y
contra el Rector de Salamanca en particular. En abril de 1908, o sea cinco meses
antes de la última carta de Boine a Unamuno, los dos intelectuales italianos
escriben a Boine para que cambie la orientación de sus estudios, tildando a la
literatura española de pobre y a Unamuno de abstruso:
“Ci rivedremo? Chi lo sa. In ogni modo non in Ispagna. Quello è un paese che tu devi lasciare
assolutamente. Non c’è che fiato caldo, terreno arido, cenci, arancie e letteratura cenciosa o
arancesca. Niente, niente! Anche Unamuno! Cos’è Unamuno? Una brava persona: ma non basta. È
cristiano? Chi lo sa? Non c’è nessun cristiano al mondo e anche tu sei un povero egoista che ha
scelto il cristianesimo come una forma più tranquilla e appartata di egoismo decente” 85 .
Sean como fuere, el intercambio de opinines acabará en un vano esfuerzo de
comprensión recíproca que atestigua claramente la distancia de Unamuno de las
posiciones religiosas e intelectuales de Boine durante su etapa modernista.
Hay una frase de Loisy que suele citarse a menudo en los estudios sobre el
modernismo, a saber: “Jésus annonçait le royaume, et c'est l'Église qui est
venue” 86 . La Iglesia, a lo largo de su historia, sobrepasó las intenciones de Cristo,
según el abate francés, pero lo hizo para garantizar la continuidad de su mensaje.
El mensaje de Cristo, en la medida en que los apóstoles se dieron cuenta de que el
Reino no se iba realizando, tenía que seguir siendo difundido, agrega Loisy. La
Iglesia cambió a lo largo de su historia para seguir existiendo sobre la base de las
nuevas exigencias históricas y culturales de la humanidad, en cuanto no hay
85 A. Soffici y G. Papini, «Carta a Boine», 11 de abril de 1908, en Carteggio IV, cit., p. 35.
86 A. F. Loisy, L'Évangile et l'Église, Paris, Picard, 1902, p. 111.
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