miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

duradera del escrito a pesar de la abundacia de elementos teológicos y la carencia
de los históricos. El sentido idealista que infunde en la obra de la humanidad es lo
que para él más cuenta:
“Pasa el cuarto Evangelio por ser el menos histórico en el sentido materialista o realista de la
Historia; pero en el sentido hondo, en el sentido idealista y personal, el cuarto Evangelio, el
simbólico, es mucho más histórico que los sinópticos, que los otros tres. Ha hecho y está haciendo
mucho más la historia agónica del cristianismo” 291 .
La posición de Unamuno no es la de un simple filólogo que se ha metido en
estudios religiosos; el punto central de su especulación es el espíritu, la vida, la
verdad que trasciende la realidad de las cosas o de la historia. Y con tales
presupuestos se remite a Renan para sacar interpretaciones verdaderamente
fecundas allí donde la conciencia tiene más valor que la rígida filología:
“Para el filólogo [dice Renan] un texto no tiene más que un sentido; pero, para el espíritu que ha
puesto en ese texto su vida y sus complacencias todas, para el espíritu humano que a cada hora
experimenta nuevos anhelos, la interpretación escrupolosa del filólogo no puede bastarle” 292 .
El planteamiento filológico es, sin duda, secundario en su acercamiento a las
Sagradas Escrituras, aunque no faltarán, en su producción, comentarios de esta
misma naturaleza sobre algunos pasajes del Evangelio para constatar los errores
de traducciones que estropean la auténtica comprensión del texto. Como en el
caso de aquel pasaje que aparece en el Evangelio de Mateo y en el de Marcos y
que reza así: “es más fácil que un camello entre [pase] por el ojo de una [la] aguja,
que el que un rico entre en el Reino de los Cielos” 293 . Unamuno no tiene duda y en
1896 lo interpreta así:
“la eta (η) griega leíase ya en la época clásica lo mismo que la iota (ι), por manera que
escribiéndose de distinto modo los vocablos κάµηλος (cámelos, camello), y κάµιλος (cámilos,
calabrote o cable), ambos se leían del mismo modo: cámilos. Y esta confusión hizo que por una
falta de ortografía se tradujera un famoso pasaje del Evangelio: Es más difícil que entre un rico en
el reino de los cielos, que el que pase un calabrote por el ojo de una aguja, haciendo del calabrote
291 AC, OCV, XVI, pp. 515-516.
292 «Conversación primera», 1910, en Soliloquios y conversaciones, OCV, IV, pp. 549-550.
293 Mateo, 19:24; Marcos, 10:25.
261